Bienestar

Cirugía láser ocular y embarazo

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Escrito por: Felipe Mata Flores

 

Uno de los más grandes avances tecnológicos en la oftalmología, es la corrección de los defectos de refracción tales como la miopía, hipermetropía y astigmatismo sean simples o en sus diversas combinaciones entre ellos, por medio del uso y aplicación del rayo láser.

 

El procedimiento quirúrgico es determinado por un estudio completo de los pacientes. A partir de una historia clínica general y oftalmológica completa dentro de la cual se determina el tipo de alteración ocular sea miopía, hipermetropía o astigmatismo con que cursan los pacientes.

 

Consecutivo a lo anterior se determina el grueso de la parte más anterior y transparente del ojo, ya que es la zona en donde se aplicaran los rayos laser y esto es fundamental para saber si los pacientes son o no candidatos a este procedimiento quirúrgico.

Ahora bien frecuentemente entre las mujeres surge la duda si es posible operarse de cirugía laser ocular estando embarazadas. Durante el embarazo se dan cambios fisiológicos normales y el ojo no está exento de ellos.

El embarazo en sí modifica los vicios de refracción que puede ser de manera temporal y regresar a su estado original al término del parto y en algunos meses posteriores o pueden quedar de manera definitiva.

Es importante considerar que durante el embarazo hay cambios hormonales que producen una miopización alrededor de las semanas 30 – 40 por retenciones de líquidos, y al termino de algunos meses después del parto al estabilizarse el sistema hormonal estos cambios desaparecen, así mismo también esta reportado que hay dificultades a la lectura por una insuficiencia de la acomodación (mecanismo que nos permite ver de cerca), que también se estabiliza posteriormente del parto.

Estos datos nos deben hacer actuar muy responsablemente y evitar este procedimiento en las embarazadas ya que las medidas previas a la cirugía están modificadas artificialmente por todos los cambios propios del embarazo, y así podemos imaginar lo que sucedería si operásemos a una paciente embarazada, al cabo del parto y meses después al retomar el ojo su estado natural previo al embarazo los resultados serian totalmente insatisfactorios y decepcionante para nuestra paciente.

De ahí que debemos de tomar una actitud muy profesional y explicar perfectamente a las pacientes embarazadas la importancia de no someterse a esta cirugía si planea embarazarse y deberá de esperar un promedio de seis meses posteriores al parto.

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