Un mundo mejor

Ciudades sin coches (1)

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Escrito por Alex Fernández Muerza

Cada vez más ciudades reducen o eliminan el uso de vehículos privados, conscientes de los perjuicios de este sistema de transporte.

Ciudades colapsadas por el tráfico, ruido, contaminación, consumo energético. Cada vez más ciudadanos, expertos y responsables institucionales se muestran convencidos de las ventajas de reducir o eliminar el uso del vehículo privado. Muestra de ello son los numerosos colectivos en todo el mundo que defienden la idea de las "ciudades sin coches" y las instituciones locales que crean zonas urbanas "libres de coches".

 

 



Los expertos en diseño urbanístico destacan que el crecimiento de las ciudades ha ido emparejado al uso del vehículo privado, de tal manera que se ha convertido en un medio de transporte prioritario e imprescindible. Por ello, caminar, andar en bicicleta o utilizar medios de transporte público en una ciudad no es una tarea sencilla.

La dependencia que ha originado este vehículo es tal que muchas personas lo utilizan incluso para trayectos cortos: el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) calcula que los viajes en coche para distancias menores de tres kilómetros representan aproximadamente la mitad de los desplazamientos totales diarios. Los responsables del IDAE afirman que si estos viajes se realizaran en transporte público se podría lograr un ahorro energético del 60%.


Los expertos recuerdan también los inconvenientes medioambientales de este modelo de movilidad. La contaminación del aire, ya sea en forma partículas en suspensión y gases nocivos, como óxidos de nitrógeno o gases de efecto invernadero, es una de las más evidentes. Se estima que en la actualidad más de la mitad de las emisiones contaminantes son originadas por los vehículos por carretera. Y respirar un aire contaminado puede resultar letal: el Ministerio de Medio Ambiente (MARM) ha afirmado que en España mueren al año unas 16.000 personas a causa de la "mala calidad del aire en las ciudades".

El embotellamiento del tráfico o el ruido afectan también al medio ambiente y la salud de los ciudadanos. Asimismo, los vehículos actuales perpetúan el modelo energético basado en los combustibles fósiles, con los consiguientes problemas económicos y medioambientales.

Los detractores del vehículo privado aseguran también que ha provocado diversos problemas sociales y estéticos, ya que los ciudadanos han perdido el espacio de la calle, lo cual ha afectado a las relaciones sociales y a integración de las comunidades. Y, por supuesto, no olvidan las miles de personas que mueren o resultan heridas cada año como consecuencia de utilizar el coche, o los problemas para la salud que produce un estilo de vida sedentario basado en el desplazamiento a cuatro ruedas.

Por otra parte, razonan, constituye un peligroso modelo, especialmente para los países en desarrollo: si los más de 4.000 millones de personas de estos países imitasen por ejemplo el estilo de vida estadounidense, las consecuencias económicas, sociales y medioambientales serían insostenibles. (continúa)

 

Escrito por Alex Fernández Muerza

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