Este Día del Maestro, cabe preguntarse cuántos de todos aquellos profesores que tenemos o tuvimos alguna vez realmente se han ganado tan importante título. Porque para mí, hay diferencias fundamentales entre un Maestro y un profesor. A veces son la misma persona, y a veces no. Yo he tenido la fortuna de conocer a 3 maestros, y lo que ellos me dejaron como aprendizaje no lo juntan las decenas de profesores que me dieron clase en mi vida académica.
Para ser profesor se requieren papeles, títulos o certificados académicos que avalen lo que sabe (aunque no tenga idea). Pero nada más. Por otro lado, para ser Maestro se necesita una vocación, el deseo de compartir una vida llena de experiencias y aprendizaje con los que buscan su guía. Además, los Maestros te enseñan en cualquier lado, los encuentras en lugares inesperados, aunque de vez en cuando también te topas con uno que otro en la escuela.
¿Quién no recuerda a ese “profe” o “miss” que tenía tal pasión por su trabajo, por su materia, que te la contagiaba? Así fuera la materia que odiabas por tradición, esa persona logró que surgiera una chispa de curiosidad, y un deseo de entender por entender. Esa luz dentro de ellos se encendió en ti. No pensabas, ¿de qué me va a servir esto en la vida?, sino que te concentraste en aprender, sólo porque sí. El placer del conocimiento es algo irresistible cuando se encuentra, y al menos en mi vida es la fuerza que me impulsa a buscar mi crecimiento y mi mejora personal.
Quien logre encender esa chispa en el corazón de otro, para mí, ESE es un Maestro. El aprendizaje por el aprendizaje, el querer saber más, comprender más, y eventualmente el hacer más, es algo que todos traemos, pero que los actuales sistemas educativos no estimulan lo suficiente. Te dicen qué tienes que saber, las cosas que son porque así lo dice X, y además es pregunta de examen. Y no se te ocurra dudarlo porque ¿quién sabe más? ¿Tú o el profe? ¿Tú o el autor del libro?
Yo creo que, en principio, el aprendizaje no es competencia. A mí nunca me gustó que calificaran en escala del 1 al 10 (y eso que yo siempre salía bien). No se trata de ver "quién sabe más" o "quién es mejor". Creo que se trata de entender que todos estamos SIEMPRE en constante crecimiento, que nunca terminamos de aprender. No es una experiencia lineal como una pista de carreras, sino una expedición hacia lugares desconocidos en la que todos vamos explorando aquí y allá, compartiendo los unos con los otros, creciendo entre todos.
Un profesor te muestra el camino, pero un Maestro te enseña a ser explorador para que busques el tuyo. Un Maestro cuestionará lo que dicen otros, y estimulará a sus pupilos a hacer lo mismo, a construir, a dudar. Incluso, y esto es fundamental, fomentará que él mismo sea cuestionado, pues en al enseñar también él aprende. Un verdadero Maestro no es la figura que se impone como “superior” por encima de sus discípulos, sino que se considera un eterno aprendiz que busca su propio crecimiento a la par que el de sus alumnos.
A resumidas cuentas, gracias a un profesor eres capaz de leer esto, pero es gracias a un Maestro que puedes entenderlo. Entonces ahora haz memoria, ¿cuántos Maestros has tenido en tu vida?
Escrito por: Nahiely Aquino