La mentira no es lo mismo que dejar de decir verdades. La primera es una clara evasión de una situación que no se quiere ver y la segunda es mitigar el impacto que alguna información puede tener en quien debe recibirla.
En las relaciones de pareja hay momentos en que se pueden utilizar una o las otras. Y la realidad es que según la justificación que tengan pueden ser aceptadas o no.
Hay relaciones que son tan frágiles que cualquier mal entendido las rompería, también hay personas que cualquier cosa se la toma a mal o que son tan desconfiadas que inclusive las verdades las toman como mentiras. La mayoría de los hombres son de poca expresividad.
Para saber si tu pareja te miente debes estar atenta a los siguientes indicadores:
- Ante las preguntas de lo que nos interesa, las respuestas suelen ser evasivas.
- El cargo de consciencia de la mentira suele hacer que se vuelvan más silenciosos o evadidos con la TV, herramientas, vicios, etc.
- En muchos casos ya no expresan tanto su cariño y siempre están con la mente “en otra parte”.
- Si pasan algunos días entre una excusa y otra, la versión suele cambiar. Es debido a que las mentiras no pueden sostener los detalles.
- Normalmente el contacto visual, al mentir, es evasivo mientras que la verdad implica un contacto visual directo, es decir que pueden mirar hacia un lado o directamente a los ojos de quien le habla.
- También es habitual que alguien que miente intente ponerse a la defensiva antes de ser cuestionado. Esto es para intentar intimidar y no ser objeto de preguntas o explicaciones.
- El cambio de tema es lo que más se intenta cuando alguien no quiere manejar un tema específico. De esta forma redirige la atención hacia otra parte.
- También puede intentar hablar más de lo necesario porque no se siente tranquilo con pausas y silencios. Las explicaciones cortas y sencillas no son suficientes para tapar mentiras.
La sinceridad es la base fundamental de la relación de pareja. Cuando ésta es sustituida por engaños y mentiras es muy difícil recuperar la calma y tranquilidad. Por eso es mejor, siempre, decir la verdad y asumir las consecuencias que se deriven de ello.