Tener una rutina de estudio es beneficioso de cara al futuro. Si se fomentan los hábitos de estudio desde pequeños, será fácil evitar el fracaso escolar. Gracias a estos hábitos, los niños se hacen más responsables con sus estudios una vez llegada la edad adulta.
Los hábitos de estudio puede desarrollar el potencial. Aquí es donde los padres juegan un papel fundamental, ya que el niño no aprende estos hábitos solo y por iniciativa propia.
Del mismo modo, la motivación y la actitud de los padres son fundamentales. De nada sirve castigar a un niño con comentarios destructivos o con castigos del tipo “no jugarás en una semana” por obtener malas calificaciones. Al contrario hay que hacerle ver que es capaz de conseguirlo.
Para crear una rutina, es fundamental que el niño haga algo relacionado con sus estudios todos los días. A la misma hora y en el mismo lugar de la casa, libre de posibles distracciones como la música, la televisión o conversaciones, para así ir creando un hábito. El tiempo de la dedicación al estudio depende directamente de la edad del niño y de las actividades encomendadas.
En cuanto a las técnicas de estudio, es de gran utilidad realizar lecturas de compresión, subrayar las ideas fundamentales, resumir, hacer esquemas de ideas y repasar de forma escrita u oral.
El apoyo familiar es fundamental. También hay que saber escuchar y hablar sobre las actitudes que puede mejorar. La comunicación de niños y padres para establecer los horarios es fundamental. Se trata sobre todo de que el niño se sienta cómodo y nunca obligarle por la fuerza.
Lo más importante es apoyar al niño y valorar sus esfuerzos. Es muy positivo aplaudir y halagarle por su trabajo, transmitirle mensajes de satisfacción. Esto ayuda tanto a motivar al niño a seguir en el mismo camino así como un aumento de su autoestima.
Y recuerda que un para crear buenos hábitos de estudio se requiere de constancia y esfuerzo.