Fumar es un vicio terriblemente dañino, hay información sumamente extendida sobre los males del tabaco, y sin embargo, la gente sigue fumando. Fumar es causa de cáncer, de disfunción sexual, problemas respiratorios y cardiacos, entre otros. Pero una de las áreas que más se ve afectada por el cigarro, son los pulmones.
El tabaco es la primera causa de muerte por cáncer en el mundo, es capaz de causar hasta 11 tipos distintos de cáncer, pero el más común, es el cáncer de pulmón. Laureano Molins, del Hospital del Sagrado Corazón de Barcelona señala que un tercio de la gente que muere por cáncer, fallece debido a tumores pulmonares.
Por otro lado, diversos estudios muestran que las mujeres fumadoras tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, en comparación con hombres de similar edad que fuman en la misma medida. Una posible explicación es que las mujeres pueden ser más susceptibles a las sustancias cancerígenas del tabaco.
Pero el cáncer de pulmón no es la única forma en que el tabaco afecta a nuestros pulmones. Otra enfermedad que se está presentando cada vez con mayor frecuencia entre los fumadores es la EPOC o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Fumar durante muchos años provoca que los pulmones se inflamen y poco a poco se obstruyan, deteriorando nuestra capacidad respiratoria. Dependiendo del avance de la enfermedad, el paciente tiene que recibir ayuda de un tanque de oxigeno para poder respirar y eventualmente los pulmones se tornan inservibles.
Otras enfermedades respiratorias también están relacionadas al consumo del tabaco, enfermedades tales como asma, infecciones respiratorias, fibrosis pulmonar, bronquitis crónica o enfisema pulmonar, se ven favorecidas por la simple acción de fumar. Los daños que produce el cigarro en nuestro organismo son irreversibles, sin embargo, se puede frenar o prevenir el desarrollo de todas estas enfermedades a través de una decisión: dejar el cigarro.