Por: Rebeca Harfuch O.
Después de casi 20 años hay que darse a la tarea de despedirse del entorno en el que se ha laborado, Sara, se ha sentido con una carga de tristeza, ésta ha sido su segunda casa, y como en casa ha habido de todo, tantos recuerdos, tantas anécdotas, risas, preocupaciones, lamentos, pero sobretodo esperanzas.
Las esperanzas de levantarse de cumplir en casa y llegar al segundo hogar, porque nuestro trabajo cuando se le quiere y respeta, eso representa un segundo hogar, con compañeros que uno no ha escogido, la vida los ha puesto, y que con el tiempo se forma esa disímbola familia.
Sara se ha sentido nostálgica, estresada por las circunstancias, pero sobretodo agradecida, sabe bien que si hubo logros personales muchos dependieron de su estancia ahí.
Salir adelante con Sofía y Marina dependió mucho de lo que ahí obtuvo y eso no se paga con nada, antes bien se agradece y mucho.
Las lágrimas han sido unas compañeras en las últimas semanas.
Sara se siente con esperanzas de encontrar otro hogar, que la acoja, como lo fue éste.
Hasta siempre.
