Llevar una alimentación balanceada es clave para alcanzar nuestro peso ideal y mantenerlo, sin embargo, a menudo no sabemos cómo cambiar de hábitos y lograr una buena alimentación. Una buena estrategia para lograrlo es llevar un diario de alimentación, a través de un registro de lo que comemos podemos detectar conductas erróneas y aprender a tener una alimentación saludable.
Por lo general, un diario de alimentación se realiza a lo largo de una semana, sin embargo, diversos estudios han demostrado que hacer un registro de lo que se come aunque sea por un día, puede ser significativo para lograr cambios en la dieta.
Llevar un diario de alimentos es una forma fácil y sencilla de monitorizar nuestros hábitos alimenticios y ver más claramente lo que hay que cambiar, si estamos “picando” entre comidas y puede ayudar a que, de preferencia con asesoría de un nutriólogo, podamos diseñar un plan de alimentación adecuado para nosotros.
Para llevar un registro se recomienda anotar lo siguiente:
- ¿Qué comiste y cuánto?
- ¿A qué hora?
- ¿Dónde?
- ¿Solo o acompañado?
- ¿Haciendo qué? (viendo televisión, leyendo, platicando, etc.)
- ¿Cuál era tu humor?
Es importante que mientras se lleva el diario de alimentación no se hagan cambios en la dieta, pues si no el registro no revelara verdaderamente cuáles son nuestros hábitos y lo que hay que cambiar. A menudo, el simple hecho de llevar el registro nos impulsa a comer más saludablemente por esa semana, el problema es que una vez que dejamos el registro regresamos a los malos hábitos. Recuerda, el objetivo es darte cuenta de los errores, así que procura seguir con tu alimentación habitual esa semana, después llegará el momento de hacer los cambios.
Al concluir la semana de nuestro diario de alimentación, llega el momento de analizar los registros y sacar conclusiones. Una buena estrategia es señalar con un marcador aquellos alimentos que no correspondan a ninguna de nuestras comidas principales para ser más consciente de aquellos “picoteos entre comidas”. Revisa que comportamientos se repiten con frecuencia y en qué momentos se presentan los malos hábitos alimenticios. Revisa qué cosas estas ingiriendo que no te ayudan a tener una buena alimentación. Anota tus conclusiones, fíjate un objetivo y comienza a cambiar tus hábitos.
Escrito por: Elena Pedrozo