Cualquier adulto sano necesita en su dieta un aporte equilibrado de nutrientes, para mantener el organismo en buen estado, como son las vitaminas y minerales, carbohidratos, proteínas y grasas principalmente, que aseguran el buen funcionamiento de todos los órganos.
Diariamente es importante aportar entre cuatro y cinco piezas de frutas, repartidas a lo largo de la jornada diaria y dos raciones de verduras y hortalizas: una a la hora de la comida y otra a la hora de la cena, tanto crudas como cocinadas, que aseguren la ingesta de vitaminas y minerales.
Los cereales integrales y las legumbres aportan carbohidratos complejos, que son de asimilación lenta y mantienen saciado el organismo, además de aportar otros nutrientes como la fibra, muy importante para asegurar un buen tránsito intestinal. Se deben de evitar en lo posible los carbohidratos de asimilación rápida, como la bollería industrial, azúcares y cereales refinados.
Se debe de asegurar una cantidad adecuada de proteínas, tanto vegetales como animales, siendo de preferencia las primeras, ya que las proteínas de origen animal son de digestión más pesada y a diferencia de la proteína vegetal que se fermenta, la proteína animal se pudre. Es preferible la carne de ave a las carnes rojas y el pescado a estas últimas, preferiblemente azul, por su aporte de ácidos grasos beneficiosos para el organismo.
Entre las grasas saludables destacan el aceite de oliva, las contenidas en el pescado azul y los frutos secos, que además son cardiosaludables, evitando las grasas saturadas e hidrogenadas totalmente.
Como complemento a esta dieta, se debe de asegurar un correcto aporte de agua diaria y un adecuado programa de ejercicio físico. Los productos como las algas, los germinados, probióticos y algunos alimentos fermentados aportan al organismo interesantes propiedades.
Por: Gema
Cosasdesalud.es