El azúcar se ha convertido en el enemigo público número uno. Sabemos que el aumento en los índices de obesidad está íntimamente ligado al azúcar. Pero renunciar a las cosas dulces nos pone en un aprieto. Así que para reducir el consumo de calorías y alejarnos de esta dulce pero peligrosa sustancia, recurrimos a endulzantes y sustitutos para disfrutar el sabor sin culpas. Sin embargo ¿qué tan sano es?
Los edulcorantes surgen como una alternativa para las personas que necesitan reducir el consumo de azúcar, tal como las personas con diabetes; con la promesa de brindar el sabor sin añadir calorías. Parecían la alternativa idónea para disfrutar de sabores dulces sin preocuparnos por los perjuicios y ayudar a controlar nuestro peso.
Sin embargo, surgió la controversia. En los años 70 fueron vinculados a la aparición de cáncer y cada vez aparecen nuevas investigaciones – unas en su defensa y otras en contra – que nos dejan más dudas sobre qué tanto conviene o no utilizarlos.
Existe una gran variedad de edulcorantes en el mercado: aspartame, sucralosa, sacarina, por mencionar algunos. Y cada uno tiene una composición química diferente, por lo que los efectos de cada una en el organismo serán diferentes. La FDA, Food and Drug Administration, ha calificado el nivel de seguridad de algunos de estos. Y si bien, pueden ser considerados seguros, es importante que su consumo sea moderado.
Por otro lado, también están los de origen natural como la miel, el jarabe de maple o el cada vez más popular stevia; que son dulces, pero menos dañinos que el azúcar y pueden ser considerados más seguros, pero también tienen más calorías. Entonces ¿qué conviene elegir?
La clave, como en muchos aspectos de la vida, es el equilibrio. No es recomendable añadir edulcorantes a cada cosa que queremos endulzar porque también en exceso son malos. Una buena idea es intentar reducir nuestro consumo de alimentos dulces –sean light o normales – para acostumbrar a nuestro paladar.
Si lo que queremos es bajar de peso, necesitamos una alimentación balanceada. Reducir nuestro consumo de azúcar recurriendo a estos endulzantes no implica que necesariamente bajaremos de peso, si no tenemos una buena alimentación de nada servirá buscar un sustituto para el azúcar.
Escrito por: Elena Pedrozo
