Ante la situación de emergencia sanitaria que está viviendo el mundo vemos que pocas instituciones educativas están realmente preparadas para continuar brindando sus servicios con la misma calidad.
Y aunque la respuesta de las instituciones ante la emergencia puede ser distinta en cada caso. Prácticamente la mayoría de las grandes universidades están migrando sus actividades a una versión online. Esto significa que en realidad solo están haciendo una versión a distancia de sus esquemas educativos en la que los estudiantes se conectan a través de una plataforma, ven al docente en tiempo real y reciben el mismo contenido que les darían dentro del salón de clase.
Si no estamos formando a los estudiantes en el uso correcto de las herramientas digitales, no los estamos preparando para lo que se van a encontrar fuera de la universidad y que las empresas están ya exigiendo.
Dar una clase magistral por videoconferencia no es educación en línea, sino solo una herramienta digital para seguir con metodologías presenciales en un entorno virtual.
Por supuesto, esta medida temporal ayuda a dar continuidad al aprendizaje durante la emergencia, sin embargo, tiene limitaciones. Entre esos límites están su poca escalabilidad, es decir, alcanzar al mayor número de alumnos depende de la conectividad del docente, de los alumnos y la asistencia en tiempo real.
Aunque ya hay universidades que imparten clases híbridas, es decir, que combinan esquemas de enseñanza tradicional y en línea dentro del mismo plan educativo, el reto es muy grande debido a las necesidades de infraestructura tecnológica y de innovación que deben satisfacer las escuelas para brindar a la comunidad estudiantil una educación con la mayor calidad posible.
Más que reaccionar ante una contingencia, se trata de estar al nivel de las exigencias de una sociedad que ya está totalmente inmersa en un mundo tecnológico.
Es así que la respuesta ante la situación de contingencia, demuestra que las universidades deben estar preparadas con mucho más que medidas emergentes que resuelvan las necesidades a medias. Deben capacitar a su plantilla docente y prepararse para aplicar diferentes formatos de enseñanza, tanto en sitio como de manera remota, incluyendo metodologías que aumenten el dinamismo de las clases en línea.
Entre las herramientas que existen para llegar a ese dinamismo están las plataformas de aprendizaje en línea, las cuales ofrecen una gran cantidad de ventajas respecto a las simples videoconferencias. Por ejemplo, dichas plataformas permiten alojar contenidos que los alumnos pueden ver en línea las 24 horas del día, además de tener acceso a videos, documentos y sesiones en vivo.
A través de esas herramientas los estudiantes pueden ver el contenido de sus clases a la hora que puedan para dar continuidad a las materias. También, esos sistemas se adaptan y crecen de acuerdo a las necesidades de cada alumno utilizando la tecnología como el mejor aliado en su proceso educativo.
La ventaja de tener un sistema de aprendizaje en línea es que todo queda centralizado en un solo lugar, desde la comunicación oficial y evidencias de aprendizaje hasta exámenes y calificaciones.
No cabe duda de que vivimos una realidad compleja y desafiante. Sin embargo, puede convertirse en la mejor oportunidad para actualizar y perfeccionar los procesos educativos que no solo nos ayudarán a estar mejor preparados ante emergencias similares del futuro, sino que permitirán agregar mucho valor al papel que juegan las instituciones educativas dentro de las sociedades. Es momento de ver el vaso medio lleno.
Por Mario Sánchez, director regional de D2L para Latinoamérica
Algunos ejemplos de instituciones que ya implementaron la tecnología como elemento activo de la educación Online: https://www.d2l.com/es/clientes/ibero/