La felicidad es un concepto que se nos escapa. Todos buscamos ser felices, pero cuando nos piden explicar qué es ser feliz, no existe una definición que abarque las múltiples visiones y expectativas sobre lo que es la felicidad.
Mihaly Csikszentmihalyi, especialista en psicología positiva, en su búsqueda de entender la felicidad y qué es lo que nos la brinda, llegó al concepto de “estado de flujo”.
Probablemente lo hayas experimentado, quizás al correr por el parque tratando de superar tu propio record, al dejarte llevar por la música mientras bailas, cocinando un postre o cuando dedicas tiempo a ese proyecto personal; te abstraes de todo lo que sucede, te desconectas y fluyes con lo que estás haciendo y cuando ves el reloj, te das cuenta del tiempo que ha pasado, lo que has hecho y lo satisfecho que te sientes.
En esencia, el estado de flujo se refiere a dedicar nuestra energía al algún objetivo específico. A menudo relacionamos la felicidad con los ratos de ocio, pero curiosamente las investigaciones de Csikszentmihalyi apuntan a que es mientras trabajamos cuando es más probable hallar el estado de flujo. No sólo el trabajo que tenemos por obligación, también y especialmente, aquel trabajo que nosotros mismos decidimos hacer.
Llegar a este flujo requiere un poco de esfuerzo, se trata de la concentración y el desafío que supone; es en un punto entre el aburrimiento y la ansiedad donde la tarea no es demasiado fácil, ni demasiado difícil de tal manera que nos permita aprender y crecer. Fluir es una de las experiencias más satisfactorias que hay, pues una vez que hemos concluido y miramos atrás, una sensación de plenitud nos invade. Hemos logrado un objetivo y lo siguiente es buscar uno nuevo hacia el cual fluir.
Escrito por: Elena Pedrozo
