A pesar de que el home office puede ser considerado la práctica más aclamada y solicitada por los empleados, ni todas las empresas ni todos los trabajadores están hechos para practicarlo, opinaron los expertos de Willis Towers Watson. Lo anterior porque cada empresa cuenta y practica su propia cultura organizacional, que no siempre está alineada con los objetivos o fines que busca el laborar desde casa.
“El home office es una práctica que forma parte de un programa de flexibilidad laboral; es una muy buena herramienta para atraer y retener talento, pero dependerá de cada compañía, de su giro, de sus necesidades, de su enfoque y de la naturaleza del trabajo, para que pueda ser funcional”, afirmó Gabriel Chipoco, director de Data Services de la compañía líder en asesoramiento, corretaje y soluciones.
“El trabajar desde casa no es una práctica que por sí sola incremente la productividad ni el compromiso, pues ambas dependen de un conjunto de elementos en la organización que logren mover conductas de efectividad, pero sí forma parte de las necesidades del trabajador, que también busca flexibilidad en sus horarios de trabajo o un horario escalonado que le permita balancear vida y trabajo”, destaca, por su parte, Hazel Agüero Vieyra, consultor senior de Talento de Willis Towers Watson. Y agrega: “Se ha demostrado, que cuando el trabajo flexible se utiliza adecuadamente, en adición al resto de factores que impactan en el empleado, la mejora en la productividad se atribuye a la energía más alta que viene de la reducción de estrés; de haber mejorado la calidad de trabajo; y del enfoque en la tarea”.
Actualmente, el 53% de las empresas cuentan con un plan de continuidad de negocios por escrito que implica el uso de la flexibilidad en respuesta a un desastre o circunstancias que impidan operar de manera normal. Para los especialistas, es necesario que las organizaciones analicen primero qué tan rentable les resulta flexibilizar su esquema de operación de acuerdo a las características de su negocio; de igual forma, deben evaluar a qué tipo de empleado se le podría ofrecer este tipo de esquema, dado que se necesita profesionalismo y compromiso para que éste cumpla con las tareas asignadas. La forma de gestionarlo también tendría que ser de forma distinta porque la forma de trabajar cambia.
Según Willis Towers Watson, el laborar desde casa puede darle valor al empleado, siempre y cuando se le prepare adecuadamente, y se le brinde las herramientas necesarias (capacitación, equipo de cómputo, contraseñas indispensables que garanticen la seguridad de la información, equipo celular –de ser necesario-, entre otros más), y a su vez, el trabajador comprometerse a estar disponible en horario de oficina, guardar la confidencialidad de documentos que lleve a casa y cuando sea necesario, presentarse para laborar en equipo. Lo anterior se relaciona también a la seguridad cibernética, que es fundamental cuando se realiza un trabajo a distancia, porque hay que garantizar lo más posible que la información que se está compartiendo no corra ningún riesgo de ser hackeada o pueda ser mal utilizada.
El trabajo desde casa, indican los expertos, no es una ‘talla única’, pero sí es una buena estrategia laboral y una gran ventaja para la organización. “El home office es sólo un elemento de un esquema flexible que se puede utilizar dentro de la estrategia de retención y compromiso de la compañía”, destaca Hazel Agüero Vieyra.
Y concluye:
“Es importante reconocer que la flexibilidad laboral es un asunto de todos, no sólo para las mujeres y los padres. De hecho, el 49% de los hombres reportan conflicto en su balance de vida y trabajo. La flexibilidad laboral es una práctica que de tener la posibilidad de realizarla por la naturaleza de las actividades en el trabajo, es beneficiosa para cualquier persona que busque un mejor balance entre su vida laboral y personal”.