Preparaste una presentación en Power Point, con animaciones y todo, y ensayaste tu discurso el día anterior. A la hora de exponer tu proyecto todo salió a la perfección, no se te olvidó nada y terminaste a tiempo. Dos días después te avisan que tu proyecto no interesó a los miembros del comité.
¿Qué sucedió?
Existen miles de razones por las que tu exposición fracasó, de las cuales no todas están bajo tu control. Lo más probable es que no hiciste conexión con tu audiencia. Los llenaste de datos, de conceptos complicados, y no supieron ordenar tus ideas en sus mentes.
Una voz linda y una sonrisa, no son suficientes para que tu discurso “mueva” a las personas. Tienes que facilitarles las cosas. Que tus ideas lleguen intactas a ellos, tanto o más atractivas como lo son para ti. Y una de las formas más efectivas para lograrlo es contarles un cuento.
Sí, un cuento. Diversas investigaciones han demostrado que narrar una historia es más persuasivo que presentar cifras o esquemas complicados.
Lo que pasa es que las historias nos permite conectar con el mundo interior del protagonista, empatizar con él. De esta manera, la audiencia experimenta lo que le pasa al personaje de tu historia y comprende las razones por las que necesita que ellos hagan algo al respecto.
Por otro lado, el contar historias es una manera de ayudarles a encontrar orden en el caos. El saber que vas a llegar a alguna parte, que hay una resoución, proporciona confort. Además, es más fácil recordar detalles importantes, y al mismo tiempo sentir lo que el expositor quiere que sientan.
Juega con las emociones, diles lo que piensas por medio de un personaje de ficción. Que los datos y esquemas sean un complemento, lo importante es que llegues a lo más profundo de sus pensamientos.
Prepara la historia con anticipación, al igual que hiciste con todo el discurso. Usa analogías y metáforas, porque son tu mejor recurso. Inténtalo y cuéntanos tus resultados.
Fuente: Psychology Today