Josué era un niño algo tímido y un poco antisocial, prefería ver películas, libros o jugar con sus juguetes en su recámara, siempre acompañado de su inseparable cobija de colores en la que predominaba el color azul; ésta era su gran amiga y compañera.
Pasó el tiempo y llegó el día de ir a la escuela, fue difícil para él ya que tenía que jugar y convivir con sus compañeritos.
Pronto sería su cumpleaños y sus papás se esmeraban en organizar una fiesta divertida, llena de sorpresas y con muchos niños para que Josué disfrutara.
Esa tarde, al llegar a casa abrieron los regalos, eran muchos, algunos originales y divertidos pero el preferido fue un transformer de color amarillo con negro llamado “Bumblebee”, este se transformaba en un coche.; dentro de la caja venía una película de caricaturas en la que contaban las aventuras de varios transformers.
Josué pasaba horas y horas viendo repetidamente la película y disfrutando las aventuras de su héroe, poco a poco fue adoptando su personalidad, seguridad, confianza y arrojo. La cobija poco a poco fue olvidada.
Ahora Josué se sentía “Bumblebee”, hacía los sonidos y movimientos de él, representaba sus aventuras; en la escuela era el líder, guiaba los juegos y organizaba a sus amigos. Se ganó la admiración de todos sus compañeritos ya que actuaba como su tan admirado héroe.
Poco a poco Bumblee pasó al olvido pero Josué aún sigue siendo el lider, el niño más admirado por sus compañeros y amigos ya que con él han permanecido esas grandes cualidades: seguridad, confianza y arrojo que le proporcionó en su momento “Bumblebee”.
El transformer de Josué por Leticia Sáenz Iracheta