Cómo saber qué es lo que queremos
Hace unos días estábamos cenando unas amigas y sus parejas. Todos teníamos entre 35 y 45 años. Había llegado la hora del postre y hablábamos sobre las futuras carreras profesionales de los hijos. De pronto Esteban, un amigo, fue muy sincero. Yo estudié ingeniería pero la verdad debí haber estudiado otra cosa.
Es cierto que yo era bueno para matemáticas. Me gustaba la computadora. Además mi padre decía que era mejor estudiar ingeniería que otras carreras. El clásico caso del padre que influye en su hijo para que estudie lo que piensa es mejor para su hijo. Entre que yo era bueno para el cálculo y gracias a la “orientación” de mi padre pues caí en ingeniería. Pero lo que realmente debí haber estudiado era derecho. Cuando estaba en tercero de preparatoria me encantaba esa materia. Puros dieses. Ése era un signo de lo que me apasionaba realmente, ya desde entonces. Poco a poco he ido dando un giro para dedicarme mejor a una carrera humanista y no técnica. Disfruto más ahora lo que hago. Lástima que muchas veces no sabemos a tiempo qué es aquello que nos gusta de verdad.
NO ES DINERO, ES PASIÓN
Estudio tras estudio sobre la realización de las personas, se ha encontrado que no es el dinero, ni la fama, ni siquiera la salud lo que nos llena. Aquello que hace a las personas sentirse satisfechas consigo mismas es cuando saben lo que quieren y sienten que están construyendo su sueño. Eso nos hace sentirnos bien. Saber que tenemos un camino a seguir, una dirección, y que lo estamos llevando a cabo. Que amamos el trayecto en el que estamos. Si tan solo supiéramos lo que realmente nos apasiona todo sería mucho más sencillo. Como dicen: Si quieres, puedes. El asunto es encontrar cuál es ese querer. Lo que no resulta fácil pues muchas veces actuamos al revés. Si puedo, quiero. Es decir que muchas veces hacemos aquello para lo que somos buenas, más no necesariamente lo que nos hace felices.
TU GUSTO, NO EL DE OTROS
El caso de Esteban es muy ilustrativo en varios sentidos. Lo primero que podríamos entender es que no necesariamente si tenemos algún talento es que debamos tomar por ese camino. Esteban es bueno para las ciencias exactas. Se puede decir incluso que le gustaba. Pero había otra cosa que realmente le llamaba. Que realmente amaba. Después de unos años y con cierta madurez, él se da cuenta que lo suyo era el derecho. ¿Y cómo lo descubre? Pues entre otras cosas, se da cuenta que sus calificaciones reflejaban ya una cierta pasión por las leyes. Una mamá o un papá observador, hubieran notado que su hijo se entusiasmaba al hablar sobre determinado tema. Esteban seguramente alzaba la voz, se dilataban sus pupilas, se erguía cada vez que se hablara sobre la justicia. Así sus padres quizá pudieron haberlo orientado a ser abogado. Pero los padres somos humanos. Tan humanos que quizá cuando orientamos profesionalmente a nuestros hijos, estemos proyectando nuestra verdadera pasión. “¿Que vas a estudiar ingeniería? Qué bien. Excelente”
NO ES CUESTION DE TALENTO
Una buena vida no es aquella donde haces lo que sabes hacer sino cuando haces lo que te gusta hacer. Es cierto que tenemos talentos importantes. Como mujeres somos especialmente talentosas para hacer mil cosas a la vez, tener empatía por los demás, sabemos cuidar de la casa y hacemos estirar la quincena mejor que el mejor de los contadores. Pero estas habilidades no necesariamente reflejan lo que deseamos hacer. De hecho, muchas veces tenemos talentos que no hemos explotado precisamente por que no hemos encontrado el camino que nos apasiona. Así que no nos engañemos pensando que si somos buenas para la cocina es que estamos llamadas a abrir un servicio de banquetes. Lo importante es que te apasione lo que haces. Y cuando lo hagas es cuando se empezarán a desarrollar las habilidades necesarias. Esteban puede usar sus habilidades espaciales para el derecho pero también, al estar en el camino que le apasiona, desarrollará talentos verbales para saber discutir con otros abogados.
TU SUEÑO ES TUYO
La gran mayoría de las personas está insatisfecha con su trabajo. De manera similar hay muchas mujeres que no están satisfechas con sus vidas. Y no es que no nos guste ser mamás, esposas y amas de casa. Lo que sucede es que no sabemos cuál es nuestra verdadera pasión. Pero lo cierto es que internamente todas sabemos en realidad qué es aquello que nos encantaría hacer. Todas somos únicas y esa originalidad necesita expresarse. Sólo que no es fácil encontrar qué es. O sucede que algo nos detiene. Comenzamos un cambio y al poco tiempo regresamos a la vieja rutina. Y es cierto que resulta difícil saber qué hacer cuando hay tantas posibilidades. Nos perdemos fácilmente. Cuando tenemos un sentido, una dirección, un camino que seguir entonces estamos ocupadas y apasionadas. No hay espacio para la depresión o el aburrimiento. No hay dudas, sabemos a dónde vamos.
DESCUBRE QUÉ TE DETIENE
Quizá la razón más común por la que no sabemos qué queremos es porque hay algo dentro de nosotras mismas que nos impide saberlo. Muchas veces es esa vocecita que se niega a todo. Es que no sirves para otra cosa. Soy muy desorganizada, jamás podría hacer algo tan complicado. No hablo bien inglés. Todas nos negamos a aceptar que sí tenemos algo que nos apasiona y que sí se puede realizar, lo que importa es destrabar esos conflictos internos que no nos dejan ver bien lo que deseamos hacer. Una vez que logras romper esa lucha interna, entonces sabes qué quieres, cómo conseguirlo y lo haces. Dejas tu auto reproche y entiendes la razón por la que no te has dirigido en el sentido correcto. En el sentido de lo que amas hacer.
QUIZÁ YA LO HACES
Tampoco se trata de cambiar por cambiar. Muchas de nosotras somos felices con lo que hacemos y eso está bien. Hay veces que lo que necesitamos es simplemente desprendernos de lo que nuestros padres y demás familiares quisieran que fuésemos. Ni soy ni será la doctora que mi madre quería que yo fuera. Una vez que me quito esos lastres –el de ser lo que otros quieren- igual resulta que estoy muy a gusto con lo que hago. Pero si aún quitando las expectativas ajenas no sabemos, entonces quizá tienes una resistencia interna. Cuando te diriges a tus metas y al poco tiempo te detienes, hay un conflicto interno. ¿Qué es? La mejor manera de averiguarlo es poniéndote en acción. Escoge pequeñas metas pues eso te ayudará a ir descubriendo la gran meta que deseas encontrar. Al moverte atraes oportunidades. Descubres nuevas fuentes de información. Desarrollas tus instintos. Y sobretodo podrás encontrar esas justificaciones negativas, esos frenos, de tal manera que podrás enfrentarlas. Anda, descubre y aférrate a tus sueños.Tú puedes crear una vida llena de satisfacciones.
Acción
Todas tenemos nuestros propios deseos y pasiones, solo que en general están muy escondidos. Esos sueños han debido resistir la crítica de los demás, las expectativas de otros, la tristeza por la infelicidad de quienes no aprecian nuestros planes, así como la falta de apoyo. Ante tal panorama adverso, nuestros sueños se ocultan. Para romper con esos moldes y para romper con nuestros propios frenos, lo mejor es ponerse en acción. Empezar a hacer algo que nos atraiga. Al mismo tiempo escucha tu voz interior. Checa si te detienes. Este conflicto interno es el que te impide realizarte. Pero al conocerlo podrás entender qué hacer. Sabrás tomar decisiones. Recuerda que sobre la marcha atraerás la suerte en forma de nuevas oportunidades y mayor información.