Se trataba de una persona ejemplar, trabajadora, dedicada a su hogar. Pero los últimos meses habían sido una tortura para ella. Fallaba en casa. Su marido comenzaba a sospechar. Sus hijos estaban enojados por su falta de atención. Se encontraba abstraída. Como en otro mundo. Sólo buscaba excusas para salir de la casa hacia el oscuro encuentro del objeto de su deseo, y en este caso de su perdición. Literal.
PLACER INSTANTÁNEO
Todo había comenzado como un simple juego. Algo que rompía la rutina. Nada por lo cual se pudiera sentir culpable. “Eso sí, sentí una emoción especial. Fue un día cuando salí con mis amigas. Me senté y sin darme cuenta pasaron las horas. Me hizo sentir una ganadora. Lo que escuchaba era música para mis oídos. En retrospectiva puedo afirmar que desde esa primera vez quedé enganchada. No quería que nadie en mi casa se enterara cada vez que iba a su encuentro. Estaba perdiendo mucho dinero en la casa de juego pero no podía parar.“
ROMPER LA RUTINA
No todas las personas se enganchan con los juegos de azar, como tampoco todas se enganchan con las drogas, el alcohol o el dispendio al comprar. Pero tampoco todas las personas se “enganchan” fácilmente con el ejercicio, el buen comer, la lectura o la puntualidad. La obsesión funciona de ida y vuelta. Es fácil engancharnos para bien, pero también para mal. Si lo hacemos para hacer ejercicio pues que sea bienvenido. Pero la realidad es que muchas de nosotras no logramos una rutina saludable, de ahí que cada año comencemos de nuevo.
DESCONTROL COSTOSO
De alguna manera la mayoría de nosotras hemos perdido el control de nuestra voluntad en una u otra situación y ello ha tenido consecuencias en nuestra vida. A veces un divorcio, a veces un accidente de consecuencias irremediables, o a veces pequeños actos que nos van dejando en la ruina física, ética o económica. Violencia doméstica. Adulterio espontáneo. Un enfermedad mal cuidada. Una copa de más. Atropellar mientras enviaba un mensaje de texto al manejar. Algo sucedió –un evento traumático– que nos dejó marcadas y todo por haber perdido el autocontrol en cierto momento. Todas estamos expuestas a perder el control, la disciplina, la falta de voluntad. Y sus consecuencias llegan a ser dolorosas e irremediables.
DISTRACCIONES
Si nos fijamos a nuestro alrededor, al conducir por la calle notaremos que estamos siendo bombardeadas por “tentaciones”. Hoy más que nunca. Toma, come, bebe. Llegamos a la oficina, abrimos el correo electrónico y volvemos a ser bombardeados por todo tipo de situaciones: chismes, Facebook, fotos que despiertan nuestra envidia, enojo y frustración por todo lo que vemos y no tenemos. De ahí viene esa pequeña tirana que nos regaña. “Ya ves, tú no lo mereces”. Venga la ansiedad, curémosla momentáneamente con un buen pastel de zanahoria. Qué más da la diabetes.
FACTOR DE ÉXITO
La falta de disciplina, de fuerza de voluntad, se encuentra en el centro de nuestros fracasos y detrás de nuestras experiencias más costosas. Pero de la misma manera, podemos señalar que el autocontrol es quizá el centro del éxito de muchas personas que han sabido llevar una vida acorde con sus aspiraciones. Los Beatles tuvieron que tocar y tocar y tocar hasta volverse los genios musicales que resultaron ser. Constancia, disciplina o fuerza de voluntad. Durante su estancia en Hamburgo tocaron durante días, semanas y meses enteros dejando de lado la idea de darse descansos. Autocontrol. Sí, hasta los genios necesitan disciplina para florecer.
FATIGA
Y es que en todo momento estamos resistiendo para no caer en tentaciones. Un estudio hecho en Alemania a miles de hombres y mujeres concluyó que más de una cuarta parte del día estamos combatiendo para no caer en algún deseo. Ya sea comer algún antojo, o descansar, o bien divertirnos, o dejar de trabajar. Lo interesante del experimento es que en la mitad de los casos sí pudieron resistirse, sobretodo cuando se trataba de no descansar o de no gastar dinero o no tener sexo. Comer era lo más difícil de contener. En todo caso, esta constante contención cansa para finalmente ceder. Varios experimentos demuestran que el excesivo uso del autocontrol termina por descontrolarnos.
RASGO DEFINITORIO
El gran problema radica en que el autocontrol o la fuerza de voluntad está “pasada de moda”. Ahora se trata de elevar el autoestima. O de hacer lo que te haga sentir bien. La disciplina, en cambio, es vista como un factor anticuado. Sin embargo, de acuerdo a ciertos estudios, el autocontrol es el primer rasgo de carácter para prever el desempeño de un estudiante. Desde el comienzo de su carrera, si son disciplinados, se sabe que terminarán sus estudios, que llegarán siempre a tiempo, que entregarán sus tareas y que tendrán altas calificaciones. Es decir, tendrán éxito académico.
MENOS PROBLEMAS
Lo mismo sucede en el ámbito laboral. Los jefes disciplinados se relacionan mejor con sus subalternos, son más empáticos, más efectivos, es gente sin problemas en casa, evitan la violencia en la calle, no usan drogas. No son delincuentes. La gente que tiene control de sí misma suele carecer de problemas mentales, no es obsesiva, incluso tienen una higiene dental óptima. Cuida los detalles.
ÉXITO ES AUTOCONTROL
Según un estudio en Nueva Zelanda que duró 32 años, donde se observaron a miles y miles de niños desde que eran pequeños hasta que llegaron a tener más de 30 años, encontraron que quienes crecieron en una casa con controles tuvieron menos riesgo de caer en las drogas. Su situación económica fue mucho mejor. Y al contrario, quienes habían recibido una educación de poca disciplina habían encontrado trabajos poco remunerados, caído en drogas o bien en la cárcel. Quizá lo más interesante del estudio es que si bien los hermanos tenían cada uno diferentes personalidades y aptitudes, todos habían sido más o menos educados igual y por lo tanto tenían autocontrol o no lo tenían.
GLUCOSA PARA LA VOLUNTAD
El gran problema del autocontrol es precisamente el estrés. Entre más descontrol, más estresadas y menos capacidad para salir adelante. Este es el gran problema de las dietas. Si tenemos comida deliciosa que debemos rechazar, nos estresamos, bajamos la glucosa y por lo tanto queremos comer por necesidad. Bajar de peso requiere algo más que voluntad, se trata de un proceso de muy largo aliento que es mejor ir despacio para precisamente no perder el control.
PROYECTAR, MEDIR Y ¿DISTRAERSE?
Por lo demás, el autocontrol es como un músculo, se va trabajando poco a poco o si no puede lesionarse. Estudios indican, por ejemplo, que al utilizar demasiado autocontrol se reduce la fuerza de voluntad. Lo mejor es usar un poco para el arranque y luego cambiar de estado mental, distraerse mientras se está cumpliendo la tarea. Y claro, hay que crearse objetivos concretos, medibles, realizables en pequeñas etapas. Luego medir avances para finalmente ir sintiendo –evaluando– como ciertas tareas se van haciendo en automático. Al ver los resultados, vamos fortaleciendo el autocontrol.
INFALIBLE
Quizá el mejor remedio para tener fuerza de voluntad es no tener que recurrir a ella de entrada. ¿Qué significa esto? Pues que antes de tener que dejar de fumar lo mejor es no fumar. O antes de tener que ser más productivos lo mejor es hacer las cosas a su tiempo y no dejarlas para mañana. Antes que ceder a las tentaciones y caer en alguna adicción que luego requiera de buena voluntad para salir avante, lo mejor es evitarlas desde un principio. Antes de que tengamos que resolver las cosas por la vía del autocontrol lo mejor es no buscarle tres pies al gato. Hay que evitar esa primera vez antes de que sea tarde. Si estás a dieta no caigas en la tentación de esa pequeña mordida. No perdamos el control de las muchas tareas que ahora salen bien.