Nadie dijo que ser padres fuera sencillo. Es un trabajo de prueba y error; no existe un manual que nos indique la forma correcta de hacerlo. Es por ello que cada cosa vivida al lado de nuestros niños brinda nuevos aprendizajes a nuestra experiencia de ser padres. Sin embargo, un poco de ayuda nunca está de más; por eso, aquí te traemos algunos de los errores más comunes que cometen los padres en la educación de los hijos.
No escuchar a los niños. A veces confundimos el tener autoridad con ser autoritarios. Si bien debemos enseñar a nuestros niños que nos deben obedecernos y que nosotros estamos al mando; también es importante darles la oportunidad de hablar y expresar sus opiniones, así como darles, de vez en cuando, la oportunidad de elegir.
Sobreprotegerlos. Como padres, queremos asegurarnos de que nuestros hijos estén bien y que nada malo les pase. Sin embargo, cuando este deseo de protección es llevado al extremo, no los dejamos experimentar y aprender de sus caídas, no los enseñamos a ser autónomos y se convierten en niños dependientes y temerosos. Es necesario darles espacio para que aprendan.
Compararlos. La comparación es un error recurrente, especialmente si hay hermanos: pero incluso cuando no los hay, algunos padres comparan a sus niños con los primos o amigos. Cada niño es diferente y es necesario evitar las comparaciones, pues lo único que le dejarán son inseguridades.
Ser incongruentes. Los niños aprenden a través del ejemplo y lo cierto es que a menudo les decimos lo que deben o no hacer, pero luego nos encuentran a nosotros incurriendo en lo contrario. Si les decimos que lean, nosotros no lo hacemos; si les decimos que no mientan, nosotros decimos una “mentira piadosa”, etc. De esta forma, el niño aprende que a fin de cuentas no importa que no haga lo que tú le dices, porque si tú tampoco lo haces es que no es importante; la autoridad se verá cuestionada.
Contradicción de los padres. A veces mamá dice algo y papá otra cosa; “mamá no me dio permiso, pero tal vez papá diga que sí”. Cuando el niño se encuentra con que un padre desautoriza al otro, le estamos dando poder. Es necesario establecer que las decisiones que se tomen son de ambos y que se apoyen mutuamente, pues la falta de unión entre los criterios, entorpece la educación del niño.
Intentar llenar vacíos emocionales con cosas materiales. Algunas veces, los padres están tan preocupados por darle lo mejor a sus hijos económica o socialmente, que no les dedican el tiempo suficiente. Esa falta de tiempo de calidad, pretenden compensarla consintiendo a los niños todo lo que pidan: juguetes, celulares, tablets. Cualquier cosa para mantener al niño feliz y como un sustituto de afecto. Esto por supuesto, solo lo afectará. Es necesario hacerse el tiempo para compartir con ellos.
Ser amigos de los hijos. Todos los padres buscan la felicidad de sus hijos, no quieren verlos sufrir, es por eso que algunos adoptan la decisión de tratar a los hijos como si fueran amigos y no contrariarlos por temor a herir sus emociones. Otros desean ser apreciados y aprobados por sus pequeños, es por eso que buscan que sus decisiones sean siempre recibidas de la mejor forma por sus hijos. En cualquier caso, sólo logran ser permisivos. Los padres deben ser una figura de autoridad, ejercer su rol de padres. A veces no es sencillo, pero si no somos firmes y no asumimos nuestra responsabilidad como padres; al final será el niño quien pague las consecuencias.
Vivir a través de ellos. Algunos padres asumen a los hijos como una extensión de sí mismos. Incluso antes de que nazcan, nos creamos una imagen de la vida que deseamos para ellos y deseamos que logren aquello que nosotros mismos no pudimos lograr. Sin embargo, es importante recordar que nuestros los hijos no son una segunda oportunidad de vivir nuestros sueños, que ellos tienen talentos e intereses propios y que no debemos obligarlos a seguir el camino que hubiésemos deseado para nosotros. Es importante ayudarles a descubrir su identidad e impulsarlos a lograr sus propios sueños.
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Escrito por: Elena Pedrozo