Un tema importante en las relaciones de pareja es la diferencia entre la cantidad de veces que ellos desean tener relaciones y la de sus mujeres.
Hay épocas en las que uno de los dos miembros de la pareja tiene un apetito sexual menor, (ya sea por desempleo, pérdidas familiares, embarazo y nacimiento de un hijo, etc.). Entender estos momentos especiales y saber que son pasajeros demuestra comprensión. A nadie le gusta sentirse presionado en este ámbito.
Pero si el desgano se produce permanentemente, se deben tener otros puntos en cuenta.
Es común que al principio de una relación, ambos tengan deseos sexuales asiduamente. Con el correr del tiempo, la chispa va declinando.
¿Por qué sucede esto?
En primer lugar, por la novedad. Nos llama la atención la otra persona, logra despertar nuestro deseo de inmediato. Una pareja de años puede mantener viva la chispa si intenta sorprenderse constantemente.
Otra razón es el cansancio real: la rutina de buscar el encuentro por la noche, después de lidiar con problemas cotidianos, suele apaciguar la pasión. Si te acostumbras a que cualquier horario sea bueno, podrás tener felices despertares o tentadoras siestas.
Cambiar el lugar de encuentro también suele producir excelentes resultados: irse afuera un fin de semana solos, por ejemplo. En caso de tener hijos pequeños (dejarlos al cuidado de algún familiar durante una tarde, tal vez), intentar estar totalmente solos por un rato. Un hotel por horas puede resultar divertido. Cuanto más te abras a distintas posibilidades, más atracción y posibilidades de gozar habrá con tu pareja.
Hablar, ¡vale la pena! Siempre es una buena idea exponer lo que nos sucede, sin reproches, buscando palabras que tu interlocutor pueda entender y procesar.
¿Autosatisfacción? ¿Por qué no seguir llevando a cabo esta práctica? no hay ningún problema con seguir haciéndola. Tal vez decides incluirla alguna vez y juntos exploran otras maneras de sexualidad.
Descubrir qué hay detrás de la negativa sexual
El sexo y el dinero son dos elementos de gran poder en un vínculo amoroso, ya que mediante ellos se puede manipular al otro.
Si alguien se siente maltratado o percibe que no le dan su lugar, es lógico que por la noche no tenga ganas de tener intimidad, o quizá tenga deseo pero usará como “arma” para poner un límite –no suele ser el terreno en el que debería hacerlo, pero no encuentra otro modo.
Reflexiona sobre qué sucede con ustedes dos fuera de la cama y si la negativa habitual de tu parea puede deberse a una “revancha” por alguno de tus comportamientos. Algunos ejemplos: eres demasiado controlador, le gritas o le hablas mal, no la apoyas en quehaceres o en responsabilidades, eres avaro, etc. De ti depende escarbar, ver qué hay debajo de ese “no” que tanto te molesta y cambiar juntos algunas conductas y formas de comunicación para que vuelva la pasión.
¿Estás conforme con tu frecuencia sexual?