Conjura tu confianza
Cuántas veces no tocamos madera, no pasamos el salero de mano a mano, cruzamos los dedos para, según nosotras, ajustar el futuro a nuestras preferencias. Si algo nos caracteriza a casi todas las mujeres es que tenemos “algo” de supersticiosas. Y aunque lo hombres se hacen los muy racionales, lo cierto es que ellos también son paganos cuando de su suerte se trata. Conjuramos bajo la esperanza de que el futuro sea como lo deseamos.
Hasta hace poco, la ciencia hacia de lado cualquier rito o situación que considerara sin sustento como algo supersticioso. Una creencia sin base y sin posibilidades de ser demostrada. Pero recientemente se ha comenzado a estudiar con técnica científica el resultado de los amuletos y los ritos. ¿Será verdad que nuestro futuro mejora si portamos una pata de conejo? ¿Cuáles son los mecanismos que trabajan para crear mejores resultados?
Una mujer de ciencia se puso a investigar el fenómeno de los amuletos. La psicóloga Lysan Damisch de la Universidad de Koln en Alemania no se dejó llevar los rápidos juicios de sus compañeros y, al investigar, logró comprobar que los amuletos pueden tener un efecto positivo. Ella considera que el pensamiento supersticioso sí incrementa la confianza, la creencia, de la persona sobre su propia habilidad. Al creer, se incrementa la auto confianza, mejora la persistencia y el desempeño.
La revista Psychological Science publicó los estudios que realizó Damisch. Fueron una serie de experimentos con voluntarios donde realizaban ciertos ejercicios, algunos físicos y otros mentales, en todos los casos las personas que llevaban un amuleto o que se les informaba que utilizarían artefactos con “suerte” tuvieron mejores resultados. El asunto es que la confianza desde un principio era mucho mayor en los que se suponían afortunados. A su vez, estos mismos voluntarios se esforzaron mucho más; duraron más tiempo en sus ejercicios.
Estos experimentos demuestran que nuestra mente se esfuerza mucho más cuando la persona se tiene confianza. Así que no hay gran ciencia: la fe mueve montañas.
