Si observar es ver más interpretar, es decir, agregarle a las cosas mi marca personal desde la información que cargo en el subconsciente, la gran pregunta es ¿Qué observas cuando te miras al espejo? Es una pregunta simple de responder. Ahora bien, ¿Qué observas cuando miras tu vida? Esta respuesta puede dolor un poco, si contestas con honestidad, y si asumes el verdadero significado de lo que eso aporta a tu existencia. ¿Te agrada tu vida tal cuál es? ¿Realmente? Si no te agrada ¿Qué crees que dice de ti?
Los seres humanos hemos aprendido que lo que tiene que ver con nosotros sólo impacta en el cuerpo, puedes reconocer que es tu gripe o tu sobrepeso porque se presentan en tu cuerpo, pero tu relación nefasta con tu suegra, tu mala comunicación con tu pareja, la intolerancia de tu jefe, la falta de tiempo; esas costumbres en las que habitas parecen ser de otro, no tuyas porque las ves separadas de ti. Sin embargo, lo que ves fuera de ti, te pertenece. Estás creando tu vida a imagen y semejanza de tus pensamientos. Lo que observas fuera, está dentro. Por lo tanto, tienes la llave para cambiarlo. El arte de la auto observación consiste en tener la capacidad de mirar hacia dentro para encontrar la solución a los problemas que vivimos; en lugar de buscar un chivo expiatorio al que le colgamos nuestros asuntos, es aprender a soltar a tiempo los recuerdos y creencias limitantes que desde temprana edad vienen acompañándonos. Es un arte, no una técnica, por lo tanto, no conlleva pasos o procesos determinados. Sólo parte de la voluntad personal de querer hacer algo diferente con nosotros mismos, a sabienda del beneficio que repercutirá también en el exterior.
Existen muchas herramientas para aprender a desarrollarlo, hoy quiero dejarte una muy sencilla, que puedes aplicar en cada momento en que sientas incomodidad, fastidio, enojo, tristeza. Implica hacerte algunas preguntas. Imagina un suceso que te saca de las casillas; eso que se repite constantemente, que pese a pasar los años, sigue vigente. Ahora que lo identificas, efectúa la primera pregunta: ¿Qué me hace sentir
esto? No te cuentes historias y explicaciones, sólo la emoción que te hace sentir: enojo, ira, frustración, humillación, rechazo, abandono, la que sea. Ahora que ya tienes tu emoción pregúntate ¿Yo soy esta emoción? Y por supuesto que la respuesta es NO, no eres la emoción, solo en este momento sientes “la emoción” y si es una emoción desagradable, suelta la emoción.
Imagina tu emoción que habita en el puño de tu mano derecha, cierra y aprieta fuerte tu emoción sostenida en la palma. ¿Yo soy esta emoción? NO! Y ahora abre tu mano lentamente. Última pregunta ¿Quién soy? Y aquí puedes responder en base a decreto espirituales YO SOY ABUNDANCIA, YO SOY SALUD PERFECTA, YO SOY AMOR, YO SOY ALEGRIA. Seguirás hasta que quieras seguir hablando. ¿Cómo te sientes ahora, después de este ejercicio? Seguramente más aliviada, y eso ocurre porque soltaste la energía que representa esa emoción que el evento despertó en ti, es decir, ya estaba en ti, sólo necesitaba un “disparador”.
Los disparadores llegan a nuestras vidas para alivianar la mochila de información que traemos. Los que a veces parecen los malos de la película, son maestros que vienen a recordarnos el mensaje que hemos olvidado. Tu mente racional podrá creer que es demasiado simple para ser real, sin embargo, olvida que la mente subconsciente vive como verdadero todo absolutamente todo, por eso el ejercicio funciona. Practícalo las veces en las que estés mal, o molesta, dolorida, verás que rápido obtendrás el bienestar, y eso impulsará a que sigas indagando en tu interior, conociéndote y por ende, transformando el exterior.
Las preguntas básicas son: ¿Qué me hace sentir eso? ¿Yo soy esta emoción? ¿Quién soy?