En nuestra vida actual hemos sido bendecidos con innumerable cantidad de avances tecnológicos; los que hemos nacidos en la década del setenta tuvimos en nuestra trayectoria la posibilidad de conocer desde los discos de vinilo o la máquina de escribir “Olivetti”, a los macro-beneficios de la BlackBerry; accedimos a las cartas escritas a mano, figuritas con brillantina y a publicar nuestra historia diaria en el muro del Facebook.
Pero tantos adelantos, no siempre nos hacen crecer interiormente, y muchos de ellos se usan en un sentido de abuso. Por ello hoy podemos hablar de lo que en otra oportunidad parecería un chiste de mal gusto.
Hoy la imaginación se ha salido de sus límites; ha extendido sus posibilidades, sus garras hambrientas y el amor es más que un encuentro entre dos, una charla de café, o un poema a la luz de la luna.
Hoy cabe de hablar de infidelidad virtual y de infidelidad 3D. Es casi absurdo asumir que “los cuernos” ya vengan en diferentes modalidades; el agravio de quién se siente traicionado tiene el mismo tinte a nivel emocional; sin embargo la ocasión cambia según su modus operandi.
Cuando tu pareja intercambia mail de alto contenido erótico con otra persona, o tiene encuentros virtuales sostenidos o no en el tiempo; podemos hablar de infidelidad virtual; no hay acceso al encuentro, más por otro lado, la conducta de amor y compromiso igual se ven violadas. Tal vez para quién los escriba o reciba, será sólo una fantasía; pero a quién no se lo escriben sentirá pésimo. ¿Perdonarías estos juegos traviesos por parte de tu compañero?
Infidelidad 3D: es hablar de un encuentro real, un roce de pieles, cambio de besos, caricias, romance, sexo, la típica; la que conocemos todos o muchos de nosotros. La experiencia más traumática para muchos descorazonados por el engaño que repasan en sus mentes una y otra vez las supuestas escenas de los amantes furtivos.
Lo chistoso o triste de todo esto es que seamos capaces de encontrar tantas formas de romper acuerdos y jugar con nuestras reglas personales en situaciones en las que tenemos acuerdos previos con otros.
La pregunta sigue siendo la misma: ¿para qué? Para un minuto de placer, un momento de refrescar la rutina. ¿Para qué? ¿Para qué seguir mintiendo, probando más excusas? ¿Para qué seguir construyendo este mundo, el mismo del que nos quejamos? ¿Por qué no probamos hacer cosas diferentes que habrán posibilidades de construcción en la pareja que tenemos en el presente?
Picotear acá o allá, por chat o en un bar; sólo sigue demostrando que cada día nos volvemos más indiferentes e individualistas, y que el amor, el afecto y el aprecio de los que tenemos cerca no lo valoramos.
¿Tú que piensas?
Escrito por: Chuchi González