Todos los cambios vienen acompañados con una dosis de incertidumbre y expectativa, especialmente aquellos que llevamos tiempo esperando. Con el final de las vacaciones se acerca, para algunos, el inicio de una nueva etapa en su vida, los niños que entran a primaria, secundaria o preparatoria no sólo se enfrentarán a un nuevo año, sino a una nueva fase de su formación.
Los retos son diversos y varían en cada etapa, pero más allá del cambio que nuestros hijos están a punto de atravesar, es importante orientarlos y hacerles saber que estamos ahí para cualquier duda.
Preescolar
Entrar al kínder implica un cambio en el estilo de vida que hasta ahora ha tenido nuestro pequeño, se trata de dejar la seguridad del hogar o quizá la costumbre de la guardería; comenzará a convivir con más niños de su edad y tendrá que enfrentarse a rutinas y nuevas normas. Puede ser una transición estresante para el pequeño (y para sus padres).
Es necesario que preparemos al niño para este cambio de vida, hay que contarle sobre cómo será la escuela, el tipo de actividades que realizará y de ser posible, conviene llevarlo a que conozca a la maestra o maestro y la escuela unos días antes. Lo más difícil quizá serán los primeros días y cada niño reaccionará de forma diferente; también conviene que los padres se preparen emocionalmente.
Primaria
En esta etapa los niños ya tendrán mayores responsabilidades, más tareas y también es el lugar donde comenzarán a hacer más amigos. Es importante motivarlos y es también el mejor momento para establecer las bases del tipo de relación que queremos tener con nuestro niño, fomentar el diálogo y estar al tanto de su desempeño.
Secundaria
Esta es una etapa de cambios, por un lado están las transformaciones propias de la adolescencia –nuevos intereses y mayor autoconsciencia, así como el deseo de pertenecer al grupo– y por el otro, se trata de una etapa con mayor exigencia académica. Es aquí donde las bases de comunicación y responsabilidad que hemos inculcado, deben tomar fuerza. Tendremos que aprender a darles cierta independencia, pero al mismo tiempo la confianza para que nuestros hijos hablen con nosotros. La comunicación es clave y si desde antes hemos fomentado el diálogo, será más natural.
Preparatoria
Llega la etapa en la que parece que tenemos que soltar definitivamente a nuestros niños, y si bien es cierto que necesitan mucha más independencia en esta nueva fase, no significa que debamos desentendernos por completo. Será una fase estresante para nuestros hijos y una fase importante para definir quiénes son ellos. Es importante que sepan que pueden contar con los padres y que sientan que reciben su apoyo.
Escrito por: Elena Pedrozo