“Lo que más me acuerdo es que estaba en un mar, en un barco, estaba sentada y todo era blanco y vino una señora que me dijo que no me preocupara, que todo iba a estar bien. Me costó mucho hablar, moverme, no podía mover los brazos, la cabeza, las piernas ni nada”, recuerda Daniela Spanic, en entrevista para las lectoras de ConfesionesdeSofia.com, sobre el momento preciso en que regresó a la vida.
En 2007, con cuatro meses de embarazo, Daniela sufrió un derrame cerebral. Gracias esta experiencia, una nueva visión de la vida se abrió ante ella. Una vez que recuperó fuerzas, a finales de 2008 creó la Fundación Dani y Katalina Spanic con el fin de ayudar a personas que sufren derrames y no cuentan con el apoyo o los recursos para salir adelante.
¿Cuándo te diste cuenta de tu enfermedad?
Yo me di cuenta después, lo que más me acuerdo es que estaba en un mar, en un barco, estaba sentada y todo era blanco y vino una señora que me dijo que no me preocupara, que todo iba a estar bien. Me costó mucho hablar, moverme, no podía mover los brazos, la cabeza, las piernas ni nada, no me acordaba muy bien si estaba embarazada o no. Yo pensaba que hablaba y no hablaba nada, pensaba que la gente me entendía y no me entendía nada, no veía nada bien.
¿En algún momento tuviste miedo?
Miedo dentro de mi y enojo contra de Dios, también. Pero poco a poco fui entendiendo y ya le agradezco a Dios que estoy viva, que estoy bien, y que tengo conmigo lo más bello y maravilloso que he tenido en mi vida: mi hija.
¿Te consideras una luchadora?
No sé si soy una luchadora, lo que sé es que hice más de lo normal, según los médicos no debería estar así como estoy. Es un milagro, no debería haber vivido.
¿Qué hacías antes que ahora ya no haces?
Iba con muchos amigos a discotecas, tomar un poco de alcohol y regresarme manejando yo. Me di cuenta que los amigos no son amigos, que es mentira, la amistad de uno es uno mismo. En ese entonces no tenía una hija que fue un milagro de vida.
¿Cómo tomaste la decisión de hacer una la fundación?
Un día saliendo de la casa de la maestra que me ayudó en mi recuperación, estaba una señora en silla de ruedas con su hija y no podía hablar bien, sólo podía mover su brazo, pero entendí que me dijo que le echara ganas y eso me hizo llorar y me dio algo que ahí me afectó y me llevó a hacer la fundación.
¿Cuál fue el cambio más grande que tuviste?
El sólo hecho de que estuve embarazada de mi hija, fue el cambio profundo de todo lo demás.
Fundación Dani y Katalina, A.C.