Escrito por: Chuchi González
Todos sabemos que la comunicación es la base de cualquier relación humana, y qué decir de las relaciones de pareja; sin embargo en muchas ocasiones “comunicarnos con el otro” parece una de las tareas más difíciles que debemos encarar.
Aunque resulte obvio, vale la aclaración, “comunicar” es algo más que trasmitir una información a otra persona, implica compartir con alguien “algo” que nos sucede o interesa y en la búsqueda de esa comunión, el que habla lo hace para ser escuchado. Uno de los grandes pleitos que tienen en la actualidad las parejas es “la falta de escucha”. Dice un refrán popular “que tenemos una sola boca para hablar menos y dos orejas para oír más”, y supongo que la mala prensa o mejor dicho, la exagerada publicidad que se le ha dado al “habla”, ha hecho de veces contraproducente, puesto que la mayoría de nosotros “sostiene que es más importante en el proceso del mensaje hablar que escuchar”, no obstante “la escucha valida lo que decimos”. Y en este baile articulado, entre el decir y el escuchar, las relaciones van siendo una danza rítmica o una pantomima. Es sabido que hombres y mujeres mantienen distintos discursos, y que la mayoría de las veces, estas diferencias los separan en la convivencia y relegan el afecto. Pero, ¿serán diferencias irreconciliables? Por supuesto que no, todo depende del esfuerzo, compromiso, y dedicación que elijamos ponerle a nuestro vínculo.
CulturalmentePara alcanzar el éxito en nuestras relaciones todos deberemos aunar emociones y palabras. Hombres y mujeres deberemos hacer el esfuerzo de mirar más allá de nosotros mismos los hombres, tienen una alocución racional, con menos uso del lenguaje no verbal, relacionada a monosílabos, y con dificultad a la hora de expresar emociones (mandatos sociales cómo “los niños no lloran”, “el amor es cosa de mujeres” intervienen en el mapa mental del mundo de los varones). Por otro lado, las mujeres son más expresivas y se sienten muy cómodas al hablar, se involucran y entregan con mayor pasión en el proceso comunicativo, su necesidad es más afectiva y la del varón más directa, lineal y frontal.
Se calcula de las dos terceras partes de los mensajes cotidianos que mantiene una pareja son de índole emocional, de forma tácita o implícita; pero si el eje de la controversia es la “in-comunicación que se establece” ¿Cómo sobrevivirá el amor?
Cuando elegimos estar con alguien y ese alguien nos escoge se produce un encuentro casi mágico, pero repito “casi”, es decir “aproximadamente mágico”, para que llegue a serlo, debemos dejar los bártulos de consideraciones que traemos cada quién acerca de “cómo deberían ser las cosas” y buscar juntos un camino en común. De nada sirve tener la razón si esa persona que “amamos” no está en nuestra vida.
Seguramente sabemos de memoria que nos aman, pero a las chicas nos gusta que nos lo digan, que nos lo recuerden, así como a los hombres les agrada sentirse alagados, y admirados.
¿De qué sirve sabernos amados si la otra persona no lo manifiesta verbalmente? ¿De qué sirve que nos profesen verbalmente amor si esa persona con sus actos nos muestra lo contrario? ¿De qué sirven los poemas si nos faltan las caricias? ¿De qué sirven las caricias si nos faltan las palabras que las coronan?
Para alcanzar el éxito en nuestras relaciones todos deberemos aunar emociones y palabras. Hombres y mujeres deberemos hacer el esfuerzo de mirar más allá de nosotros mismos, ser contributivos con nuestras parejas, darles lo que necesitan, en lugar de lo que creemos que necesitan, lo que se nos antoja dar. La empatía es la llave hacia la comunicación emocional saludable.
Escrito por: Chuchi González
Coach- Escritora- Tallerista Motivacional
