Cuando hablamos de cuidar el medio ambiente vienen a la mente imágenes de bosques, mares y cualquier cosa que nos remita naturaleza. Pero nuestro medio ambiente está más cerca de lo que a veces percibimos; en el aire que respiramos, el agua que bebemos y todo lo que comemos. Cuidar el entorno no se trata solo de su impacto en gran escala, también en cómo afecta nuestra dimensión individual: nuestro cuerpo y la salud.
Las malas condiciones ambientales pueden a nuestro cuerpo. Los problemas respiratorios, algunos tipos de cáncer, problemas en el desarrollo de los bebés, así como trastornos neurológicos, entre otros tantos problemas de salud, se han vinculado a factores ambientales. De acuerdo a un informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la proliferación de enfermedades nerviosas y tumores en los últimos años está vinculada a la degradación ambiental.
También en el aspecto psicológico el entorno cada vez más gris y la distancia que hemos puesto con la naturaleza, nos afecta. La gente cada vez está más ansiosa, más deprimida o más estresada y esto también tiene que ver con un entorno cada vez más contaminado y el desgaste que eso implica. Regresar a la naturaleza es vital para nuestra salud física y emocional.
Debemos empezar desde las pequeñas acciones, no sólo por el mundo o por el futuro, sino por nosotros mismos y para tener una mejor calidad de vida. Estar sanos no es la ausencia de enfermedad, es una cuestión holística y tener en consideración de nuestro ambiente es parte importante de ello. Cambiar nuestra vida también implica ver qué podemos hacer por el medio ambiente; después de todo, es parte de nosotros.
Escrito por: Elena Pedrozo