¿A quién no le gusta la música? Hay para todos los gustos, las tranquilas, las pegajosas, las que nos hacen bailar o las que sacan nuestro lado más sentimental. La música es un placer, que además tiene impacto en nuestro cerebro.
De acuerdo a algunos estudios, escuchar música mejora nuestra salud, ya que influye en nuestro sistema neuroquímico y genera una compleja cantidad de reacciones: nos hace sentir más motivados, reduce nuestros dolores y estrés, combate la ansiedad y favorece la convivencia. Pero además de todos estos beneficios que obtienen los que oyen música, los que hacen música pueden beneficiar mucho a su cerebro.
Tocar un instrumento musical ayuda a potenciar la memoria, favorece la coordinación, estimula la inteligencia –especialmente si se inicia su práctica a una temprana edad- y podemos mantener nuestro cerebro activado para evitar o retrasar el desgaste que llega con el tiempo.
De acuerdo con los estudios, tocar un instrumento involucra casi todas las áreas del cerebro al mismo tiempo, en especial las áreas vinculadas con la visión, la auditiva y la motriz. Y ya que involucra ambos hemisferios del cerebro, se ha visto que fortalece el área del cuerpo calloso de nuestro cerebro, encargado de transmitir información en ambos, lo que estimula la creatividad y el pensamiento racional para resolver los problemas que se nos presenten.
Además favorece nuestra autoestima, nos ayuda a relacionarnos mejor y nos genera bienestar, lo que también ayuda a nuestra salud.
Escrito por: Elena Pedrozo