Desean estar conectadas con sus amigas
Hola ¿qué haces?, me preguntó por teléfono. Pues aquí tratando de escribir algo sobre el cerebro de las adolescentes pero no encuentro un hilo conductor. Dime, ¿qué piensas de ellas? ¿Qué crees que sea lo más importante? La respuesta no tardó ni un segundo en llegar, “las amigas”. Claro. Una vez más mi hija venía al rescate gracias a esa muy particular relación que se da entre madre e hija. Y que también se da entre mujeres. Nos gusta compartir información a detalle. Sólo nosotras sabemos el deleite que significa intercambiar hasta los pequeños pormenores.Mujeres unidas
Mientras en los hombres, una de las características más importantes es la búsqueda de su independencia, las mujeres mostramos un deseo natural por estar en contacto permanente con otras personas. Algunos antropólogos vislumbran que esa necesidad de apoyarnos unas a otras tiene su origen desde las épocas de las cavernas cuando los hombres salían a cazar y las mujeres se quedaban solas protegiendo a sus críos. El riesgo de la caza, provocaba que en ocasiones los hombres no regresaran. Las mujeres quedaban solas y debían apoyarse entre sí.
Diferencia hormonal
Quizá aquél ambiente tan hostil fuese el origen para que nuestra propia biología generara mecanismos internos que facilitan en nosotras esa natural propensión de apoyarnos, de ponernos fácilmente en los zapatos de los demás. La solidaridad femenina tiene su causa en las hormonas. Hombres y mujeres tenemos el cerebro más o menos similar, la gran diferencia está en las hormonas que lo impactan. Éstas sustancias químicas condicionan nuestra forma de pensar y sobretodo nuestras emociones.
Cambios emocionales
Al entrar a la pubertad se dispara la producción de testosterona en el hombre y en la mujer se eleva la progesterona. Los hombres se aíslan y, ya sabemos, piensan todo el día nada más en eso. Y las chicas cambian su manera de ser de acuerdo a las oleadas de estrógeno, progesterona e, incluso, testosterona. Los flujos hormonales varían por día o por semana y ello impacta zonas del cerebro especialmente sensibles en las mujeres. Este oleaje provoca cambios en nuestras emociones y, por lo tanto, en nuestra conducta.
Relacionarse
Son las hormonas las que provocan que las adolescentes se ocupen primordialmente de su imagen. Pueden pasar horas enfrente del espejo tratando de verse más atractivas y así cautivar a los chicos. Mientras ellos pueden pasar horas frente a un video juego, las chicas pasan horas al teléfono. La comunicación es el pegamento fundamental de sus relaciones. Al platicar, se activan los centros de placer del cerebro femenino. Un placer generado por la dopamina y la oxitocina que se incrementa, aún más, cuando comparten secretos e historias románticas. Al lograr mayor intimidad se producen más hormonas y con ello una muy agradable sensación de bienestar.