A
demás de aportar su experiencia, ayudar en las labores domésticas y hacer de canguros, los abuelos son una figura extraordinariamente útil para el desarrollo emocional de los niños. Habitualmente con más tiempo y paciencia que los padres, y más atentos a disfrutar del nieto que a educarle (con lo que, calladamente, también hacen lo segundo), el pequeño encuentra en ellos los cómplices que siempre van a estar, incondicionalmente, de su parte y recibe una especial forma de ternura que recordará toda la vida.
Poder contar con ellos es, por tanto, una suerte.
Aunque prepararles para la llegada del nieto sólo suele significar contener su entusiasmo, no todos se muestran tan ilusionados o bien dispuestos, lo que en algunos casos refleja el temor a asumir responsabilidades que no les competen o para las que ya no se creen preparados. Desde luego, nunca se les puede exigir más ayuda de la que quieran ofrecer, pero cuando su recelo nace de la sensación de estar anticuados, conviene hacerles ver que el sentido común y la experiencia siguen siendo los principales recursos con que se cuenta para criar a los hijos. En todo caso, y si realmente loLo atinado de sus sugerencias y consejos es proporcional a la prudencia y discreción con que los ofrecen, esos son los valores que caracterizan a la experiencia
desean, pueden "ponerse al día" compartiendo las lecturas que sobre el tema hagan los padres.
En el polo opuesto a estos abuelos tan prudentes, se hallarían los dominantes y atrevidos, que creen que la experiencia lo es todo y pretenden imponer su criterio, casi siempre sin darse cuenta y pensando sólo en ayudar. Ante este tipo de abuelos, los padres deben tener paciencia y no perder los nervios mientras escuchan con calma sus opiniones, pero han de hacer finalmente lo que ellos mismos consideren oportuno. Seguramente muchos de sus consejos serán acertados, su ayuda valiosa y su afecto muy beneficioso para el nieto, pero los abuelos no deben ocupar el papel de los padres.
Es importante saber aceptar y agradecer la ayuda que en todos los terrenos pueden ofrecer los abuelos, deseosos de ser todavía útiles y de que su experiencia no sea desaprovechada. En aspectos como la lactancia materna, una abuela que haya amamantado con éxito a sus hijos y que guíe a la nueva madre en sus primeros días es más valiosa que cualquier cursillo o lectura. En general, lo atinado de sus sugerencias y consejos es proporcional a la prudencia y discreción con que los ofrecen, pues ésos son los valores que caracterizan a la experiencia.
Escrito por: F. Eroski
Fuente: consumer.es