Una de las actividades que más disfrutamos cuando somos pequeños es tomar un lápiz, un crayón, una pluma o cualquier cosa que nos sirva para pintar y dejar explotar nuestra creatividad sobre el papel –o quizás alguna pared–; sin embargo, conforme el tiempo pasa y nos hacemos adultos, hay cosas que dejamos de lado porque “no tenemos tiempo para eso”, entre ellas, dibujar.
Sin embargo, parece que en tiempos recientes se está revalorando el goce de esta actividad; con el surgimiento de libros para colorear para adultos y herramientas digitales de dibujo, muchos están incursionando de nuevo en esta pasión olvidada –quizá por la creencia de que no tenían talento–. Pero más allá de nuestras habilidades artísticas, lo cierto es que vale la pena tomar un lápiz y dibujar.
Así lo afirma un estudio dirigido por Jennifer Drake, y publicado en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity and the Arts. Lo que esta investigación buscaba era averiguar qué aproximación al dibujo –si como forma de distracción o como forma de expresión– resultaba más benéfica para nuestra salud emocional.
El estudio, que tomó como muestra cuarenta estudiantes universitarios, pidió a los participantes que pensaran en la cosa más triste que les hubiera ocurrido, que se enfocaran en los detalles, las sensaciones y pensamientos asociados al evento. Una vez hecho esto, a la mitad de ellos se les pidió que dibujaran lo que habían sentido, mientras que a la otra mitad se les pidió que dibujaran sus zapatos.
El estudio incluyó cuestionarios y la repetición de este procedimiento durante varios días y lo que los investigadores encontraron que utilizar el dibujo como forma de distracción, traía mayores beneficios al estado emocional de los participantes. Queda abierta la investigación en torno a cómo aplica esto en el largo plazo, pero al menos en el corto plazo, dibujar unos quince minutos es una forma excelente de mejorar tu humor.
Es importante que a la hora de dibujar lo hagamos sin distracciones, lejos del celular, la computadora y otras distracciones que nos impiden prestar atención al dibujo que estamos haciendo. La recomendación es dibujar un objeto neutral, que no relacionemos con alguna emoción o recuerdo; la idea es que nos enfoquemos en el objeto mismo.
Esto se relaciona con la idea de mindfulness que cada vez resuena más, esa necesidad de regresar al momento en que vivimos; y es que con el estrés y el ritmo de vida acelerado, parece que cada vez tenemos menos tiempo para concentrarnos en nosotros mismos. Saber frenar y poner una pausa al mundo, es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestra salud emocional.
Dibujar es una buena forma de luchar contra el estrés y la ansiedad, además de que es algo muy sencillo de hacer. Eso sí, no seas perfeccionista, recuerda que se trata de distraerte no de encontrar otras razones para estresarte.
Escrito por: Elena Pedrozo