Escrito por: Equipo SuperMujer
Levantarse temprano, arreglarse corriendo, salir de casa con un café en la mano, rendir al máximo en una jornada laboral interminable, hacer la compra, recoger la casa, preparar la cena y la comida del día siguiente, bañar a los niños, ayudarles con las tareas, charlar con tu pareja… Y caer rendida en la cama, con la sensación de que aún te faltan cosas por hacer. Pensando que si el día tuviera 48 horas seguiría faltándote tiempo para llegar a todo. Esa sensación resulta cada vez más común. Y también es más frecuente que vaya acompañada de un sentimiento de culpa. Ésta tiene sus consecuencias inmediatas que empiezan por una muy mala imagen de mi misma y un cambio de actitud hacia los hijos.
Según la psicóloga Laura Rojas Marcos, autora de El sentimiento de culpa, las mujeres entre veinticinco y cuarenta y cinco años estamos en un proceso de transición. Se da por hecho que estamos incorporadas al mundo laboral, pero no ha desaparecido el papel de la mujer como ‘gran cuidadora’. En esta situación podemos pasar tantas horas cuidando a los demás que, al final, no tenemos tiempo para nosotras mismas. Y así es como surgen muchos sentimientos de culpa: fracasamos porque estamos cansadas, sentimos que no damos para más y nos deprimimos.
¿Por qué unas sí y otras no?
Las mejores madres, las mejores trabajadoras y las mejores esposas. Queremos siempre más. Pero no llegamos. Y encima de todo, nos sentimos mal. Para muchas mamás aunque las jornadas laborales se hacen eternas y se alargan, nunca se sienten mal. Ana cuenta: “Quizá esquivé la culpa porque conseguí que a mis hijos no les faltase su padre. Los veía poco porque trabajaba más que nunca, pero también tenía claro que no iba a ceder a ningún tipo de chantaje que me pudiera hacer sentir mal por dedicarles menos tiempo del que querían”.
Las madres, casadas o solteras, no se libran de esta crítica y de esta desconfianza constante.
¿Somos malas madres por querer trabajar?
Es posible compaginar una correcta maternidad con el desempeño de una profesión y encima lucir esplendorosa. Las madres se sienten culpables por planteárselo. La escritora Lucía Etxebarria, mamá primeriza, resuelve estas interrogantes en su nuevo libro, El club de las malas madres, donde aprovecha para criticar a una sociedad hipócrita que exige una madre perfecta.
Escrito por: Equipo SuperMujer