A lo largo de un período de 15 años, las parejas que tuvieron la pérdida de un embarazo mostraron un riesgo 22 por ciento más alto de experimentar la ruptura, en tanto que, las parejas cuya criatura nació muerta mostraron un riesgo 40 por ciento más alto de que se terminara la relación.
En el caso de la pérdida de embarazo, el riesgo de ruptura de una relación se mantiene hasta por tres años después del aborto yen los nacimientos sin vida, el riesgo se mantiene hasta por nueve años después de la pérdida, según los datos de la investigación.
El aborto y el nacimiento sin vida pueden ser acontecimientos muy fuertes y traumáticos para las familias
“Dada la frecuencia de pérdida de embarazos, estas conclusiones podrían tener implicaciones sociales significativas si están relacionadas”, dijo la autora principal del estudio, Katherine Gold.
La pérdida de un feto antes de las 20 semanas de gestación y el nacimiento sin vida pueden ser acontecimientos difíciles para una pareja. Los hombres y las mujeres procesan de manera diferente el duelo después de la pérdida de un embarazo y pueden encontrarse en conflicto acerca de la forma para lidiar con la pérdida en un período estresante.
Si bien muchos padres y madres encuentran que la pérdida los acerca y une más, el acontecimiento también puede crear una tensión en la relación. Quienes brindan atención y cuidado a las familias en duelo deben reconocer que para algunas familias, la estabilidad de las relaciones en una pareja puede estar en mayor riesgo después de la pérdida y deberían considerar el apoyo o consejo para la relación, indican los autores.
Se necesita una investigación adicional que identifique los riesgos específicos y los factores de protección que influyen en la supervivencia de la relación y que evalúe si las intervenciones específicas pueden mejorar el curso del matrimonio y de la cohabitación a largo plazo, concluye el estudio.
Fuente: Universidad de Michigan