Pareja

Puntos en común

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Por: Merlina Meiler

Cuando uno o ambos integrantes de una pareja suelen enfocarse en un tema o un área de rispidez o de desencuentro entre ellos, las discusiones o la “mala onda” se transforman en moneda constante.

Por ejemplo, tu marido practica solo un deporte los domingos por la mañana, o tu esposa no cocina como tu madre. ¿De qué sirve centrarse una y otra vez en estos puntos, repetir frases incómodas (incluso descalificadoras) hasta el hartazgo, recalcar lo que nos molesta o desagrada y crear un entorno de zozobra en el cual no sé sabe cuándo llegará (pero se espera) la próxima palabra hiriente?  Ya le has dado la bienvenida a esa persona a tu vida, acéptala como es, con defectos y virtudes, el amor verdadero ve las diferencias o las carencias/faltas/limitaciones con los ojos bien abiertos y los tolera de buen grado, ya que entiende que es parte de un todo de la persona que elegimos y que tanto nos brinda y aporta para nuestra felicidad.

Ni qué decir que los hijos crecen y aprenden en este entorno, lo que puede causarles problemas varios de conducta y de otra índole en su adolescencia y edad adulta. No es bueno desarrollarse en un clima en el que sus padres se generan insatisfacciones a repetición, en vez de buscar una salida.

¿Y cuál puede ser este camino a una calidad de vida mejor? Centrarse en los puntos en común. Toda pareja tiene áreas en las que se lleva muy bien, con armonía, que les brinda placer y tranquilidad a ellos y a quienes les rodean. Dejar atrás las zonas de conflicto permanente que mencioné y enfocarse en estas confluencias es bien positivo. Para ello, te propongo que esta semana:

No pelees. Deja las contestaciones, el sarcasmo o los reproches fuera del panorama, y predisponte a que tú y quienes te rodean sean felices. Si te buscan, no respondas. Puedes también pedir una tregua y hacer que esta decisión de no discutir sea compartida.

Detectes en qué te hace sentir en plenitud tu pareja y se lo digas (en persona, por mensaje, por mail o como mejor te parezca).

Pienses qué cosas hace bien y también se lo expreses (por ejemplo, qué buen padre que eres, tu capacidad de trabajo es asombrosa, el jardín queda precioso cada vez que le dedicas tiempo, etc.)

Planifiques una actividad que a los dos les guste y sientas que los une (puede incluir a tus hijos, o ser de ustedes dos si hace mucho que no disfrutan de tiempo a solas).

Delinea proyectos: si no tienen metas en común, es un buen momento para que las determines y las hables con la otra persona. Si ya las tienen, refréscalas, dales un buen impulso, determina fechas, busca opciones para llevarlas a cabo. Los proyectos compartidos dan nuevos bríos.

Te propongas divertirte. Tu actitud es determinante al momento de darle tu toque especial a estos días. Si te plantas en esta tesitura y no permites que los demás te saquen de tu eje, tendrás éxito y esto se extenderá a tu vida de pareja y familiar.

Intenta hacerlo solo durante una semana, ¡verás resultados que probablemente estabas buscando y no sabías cómo conseguir!

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