Conciliar las diferentes ideas sobre el tema del divorcio
Escrito por: Maricarmen Díaz Juárez
Recuerdo como por allá de los años ochenta, mientras cursaba la preparatoria saber de que los padres de alguna amiga se fueran a divorciar era toda una tragedia griega. Era algo realmente sorprendente y recuerdo que hasta se hablaba bajito de ello.
En aquellos años, no era usual saber que una pareja de padres se separaba definitivamente.
Hace unos días mi hijo de 17 años me contó: “Qué crees mamá, en un ejercicio que hicimos de clase, nos reunieron a todos por filas. La maestra preguntó: quiénes de sus padres están divorciados”. De siete alumnos por una fila, cinco de ellos- entre los cuales estaba mi hijo- levantaron la mano. En ese grupo sólo dos compañeros tenían juntos a sus padres, volviéndose en ese preciso instante en los “raros”. Ello me hizo reflexionar sobre cómo ha cambiado el panorama en el asunto de tener padres separados o ser hijo de padres divorciados.
Claro que si le preguntamos a nuestros mayores, dirán que las cosas han cambiando para mal en los asuntos de familia. Las nuevas generaciones señalarán que hemos avanzado. ¿Quién tiene la razón? Es posible que los dos. La visión de nuestros padres partía de la intención de mantener unida- a veces a cualquier precio- a la familia. Se pensaba que si la pareja se rompía, todos los miembros se iban desbalagar. Además, los hijos iban a ser motivo de una discriminación. Si hiciéramos una pequeña investigación: ¿cuántos de nuestros padres no se divorciaron por cuidar a sus hijos del “qué dirán”? La familia se mantenía unida, pero rota en un juego perverso de la simulación. Para los de afuera, todo estaba bien. Se vivía el clásico dicho de que la ropa sucia de lava en casa; todo era caos dentro de las paredes del castillo. ¿Cuántas de nosotrasNuevas familias y nuevas visiones para un futuro armonioso para todos los seres humanos involucrados aprendimos de manera extraordinaria la técnica de la simulación?
Hoy en día, los jóvenes y niños se enfrentan al divorcio o la separación de sus padres a una edad cada vez temprana. El tema ha dejado de ser vedado. Pueden hablarlo con sus amigos de la escuela y darse cuenta que en esta situación no están solos. Saber que no son los únicos que sufren, ayuda a sobrellevar mejor la situación que se vive en casa. No pretendo restarle importancia al tema. Sólo que hoy es posible compartirlo sin tener que fingir que se tiene la familia perfecta. Ya no es necesario aparentar, lo cual me parece un buen avance en nuestra sociedad, caracterizada por el silencio.
Cada visión tuvo y tiene su propia valía según su época. Pero lo importante es cómo hoy ayudamos a nuestros hijos con nuestra visión de antaño. Recuerdo un momento de tristeza, recién me separé de mi ex marido, cuando tuve que firmar una circular de la escuela de mi hijo. En ella había los dos espacios para la firma de los padres. Al sólo firmarla yo, por un instante me detuve a pensar cuál sería la reacción de que las autoridades de la escuela al ver únicamente una firma. Por mi mente pasó la posibilidad de que sería discriminado por ello. Lo cierto es que no pasó absolutamente nada. Todo el posible problema y discriminación estaba en mi mente.
Aprender a desprendernos de creencias pasadas para mirar con nuevos ojos al futuro. Saber que mis propias percepciones sobre el tema de la separación, así como el impacto de ellas sobre los hijos es fundamental para el día a día. Pensar que no soy ni la primera mujer separada a cargo de sus hijos. Bien ayudaría investigar un poco en la literatura actual, la manera más adecuada para manejar un tema que ha dejado de ser un secreto a voces, para convertirse en la voz de las nuevas familias. Nuevas familias y nuevas visiones para un futuro armonioso para todos los seres humanos involucrados.
Escrito por: Maricarmen Díaz Juárez