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Esto es una realidad tanto en las cosas tangibles como en las cosas intangibles, como sentimientos, emociones y acciones. Así que, para mejorar la manera de relacionarnos con los demás, habrá que mejorar la manera de relacionarnos con nosotras mismas.
• Si no me preocupo de mi misma, difícilmente podré preocuparme por los demás.
• Si no me cuido a mi misma, difícilmente podré cuidar de los demás.
• Si no estoy bien yo, difícilmente podré hacer sentir bien a los demás.
• Si no estoy enamorada de mi misma, difícilmente podré enamorarme de alguien más y hacer que alguien más se enamorare de mí.
• Si no me conozco realmente a mi misma, difícilmente podré conocer realmente a los demás y darles a conocer cómo soy.
• Si no me acepto a mi misma, difícilmente podré aceptar a alguien los demás.
• Si no me amo a mi misma, difícilmente podré amar a alguien más.Para mejorar la manera de relacionarnos con los demás, habrá que mejorar la manera de relacionarnos con nosotras mismas
De la misma manera sucede al percibir las características de otra persona. El ejemplo más claro son los niños. Un niño inicialmente es puro, inocente y bueno. Si tratas de engañar a un niño, probablemente no se dé cuenta que lo estás tratando de engañar, pues en su mente no existe el engaño. Él tiene las mejores intenciones y por lo tanto piensa que probablemente tú también le estás dando o diciendo lo mejor.
En cambio, ¿has notado cuánto trabajo le cuesta a una persona con rencor volver a confiar?, ¿has notado que muchas veces las personas infieles también son muy celosas?
El principio es simple:
Todo es confuso para el que está confundido. Todo es amargo para el amargado. Todo es bueno para el bueno… y todo es infidelidad para el infiel.
• El que rechaza a los demás es probablemente el que se siente más rechazado.
• El que hace menos a los demás es probablemente el que se siente más inferior.
• El que más critica es probablemente el que se siente más criticado.
¡¡¡Y adivina qué!!!
Cuando alguien nos cae mal, al menos en un inicio, es porque notamos ciertas cosas que no nos gustan en una persona, pero esas cosas son un reflejo de las cosas que no nos gustan de nosotras mismas.
• Al presumido le cae mal otro presumido.
• Al amargado le cae mal otro amargado.
• Al prepotente le cae mal otro prepotente.
Pero cuando admiramos a una persona, también es porque notamos ciertas cosas que nos gustan de esa persona, pero esas cosas son un reflejo de lo que nosotras tenemos.
• Si noto que una persona es trabajadora y la admiro, es porque probablemente yo también lo sea o tenga la capacidad para serlo.
• Si noto que una persona es alegre, es porque probablemente yo también lo sea o tenga la capacidad para serlo.
• Si noto que una persona es atractiva, es porque probablemente yo también lo sea o tenga la capacidad para serlo.
Así que cuando hablamos sobre una persona, lo que decimos revela más de nosotras que de la persona de la que hablamos.
Esto pasa porque muchas veces es más fácil ver las virtudes de los demás que nuestras propias virtudes. Pero finalmente, si somos capaces de verlas, no son más que un reflejo de nuestras propias virtudes.
Y también es más fácil ver los defectos de los demás que nuestros propios defectos. Pero finalmente, si somos capaces de verlos, no son más que un reflejo de nuestros propios defectos.
Como conclusión te digo:
• Conócete a ti misma para poder conocer a los demás.
• Reconoce lo bueno que tienes para poder reconocerlo en los demás.
• Descubre a tu seductora interna para poder seducir a los demás.
Escrito por: Abril Kennedy
Sociedad Especialista en Imagen y Seducción
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