La ilusión del bebé: ir a comprar la ropa, pensar en el nombre más apropiado, el cuarto del bebé, la decoración y demás. Son muchas las decisiones que hay que tomar. Además de todas estas, diversos métodos aseguran que hay otra decisión que es posible tomar antes del embarazo: que sea niño o niña.
Desde la programación de relaciones sexuales, centros de reproducción asistida o calculadoras en internet para determinar el mejor momento. Hay variedad de métodos a elegir para asegurarnos de que el “ojalá sea una niña” o “quiero la parejita, pero primero el niño” se cumplan. Pensar el sexo de nuestro bebé ya no es sólo un deseo o una expectativa, es una posibilidad.
Uno de los métodos más populares para la elección del sexo del bebé es la modificación de hábitos alimentarios. Según algunos investigadores la alimentación de la madre puede inclinar la balanza para un lado, aumentando hasta en un 98% las posibilidades de que nuestro bebé sea del sexo que elegimos.
La forma en que nos alimentamos interviene en todos y cada uno de los procesos de nuestro organismo. Con la ayuda de los especialistas podemos utilizar nuestra alimentación a nuestro favor para lograr tener la familia que soñamos.
Sin embargo, cabe aclarar que el cuerpo humano no siempre reacciona de la misma forma para todas las personas. Si bien estos métodos ayudan a estar más cerca del resultado que deseamos, ninguno es infalible. De cualquier manera, vale la pena intentarlo. Después de todo, la ciencia parece llevarnos cada vez más lejos. Ahora podemos hacer una planeación familiar que no sólo considere cuántos hijos queremos, sino de qué género.