Ser mujer de negocios o ama de casa no tiene porque ser una decisión. Nelly se dedica a su hogar, cuida a su familia y transforma su cocina en las oficinas de su propio negocio. Nelly habla para Confesiones de Sofía de cómo sí se puede ser empresaria sin descuidar a su familia.
¿Cómo llegaste a Avon?
Una mañana llegaron a mi puerta y me preguntaron si quería cambiar mi vida, eso me llego como un balde de agua fría y desde hace siete años apoyo a mi familia. Y es una gran satisfacción poder ayudar y poder darme ese gustito extra.
¿Por qué lo decidiste?
Avon le da crédito a tu palabra, te da un parte aguas, aquí no necesitas invertir y te da apoyo. Una vez fueron de visita a mi casa y ahí tenía yo los catálogos, me preguntaron que si yo vendía y dije que sí. Se lo llevaron y regreso con venta, hice cuentas y me dije vamos. Es cierto eso de que el catálogo se vende solo.
¿Cómo ha sido tu experiencia en Avon?
Ha sido gratificante, me ha ayudado en mi calidad de vida y en mi autoestima. Porque a veces estando sólo en la casa se olvidan de que uno también siente, ahora mis hijos y mi esposo valoran mi trabajo. Aunque convierto mi cocina en oficina, yo puedo manejar mi agenda.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Poderlo compartir con más señoras como yo que están en casa. La oportunidad de saber que su ciclo laboral no ha terminado y la satisfacción de ver a esas mujeres convertirse en mujeres de negocios. Y ser parte de ese cambio.
¿Qué ha sido lo más complicado?
Vencer el miedo a decir ¿podré vender? Y en eso me ayudaron mucho, a través de las capacitaciones te das cuenta de que puedes explotar el potencial. Que la herramienta que necesitas es algo que se nos da naturalmente y es platicar.
¿Cómo ha cambiado tu vida?
Ha cambiado mi vida grandiosamente, antes no me hubiera imaginado así, con mi negocio. Ha sido un giro de 360 grados, me he demostrado que puedo llevar mi hogar y mi negocio, también la admiración de mi esposo y de mis hijos.
¿Cuál es la mayor enseñanza que te ha dejado esto?
Es el poder decir que sí se puede.
¿Qué les dirías a otras mujeres?
Que no tengan miedo de explotar su potencial. Que se atrevan, ya Dios se encargará de lo difícil.
