Escrito por: María Barcelona P
Lo extraño resulta en que dicha droga parece ser algo menor en nuestra sociedad. Pero lo cierto es que se trata de una epidemia que va en aumento, de graves consecuencias. Mientras nosotros andamos distraídos entre balaceras de la guerra contra otras drogas, el consumo de alcohol pareciera ser cosa sana, digamos normal.
En México las autoridades traen la brújula perdida. Se entiende, no se justifica, que haya intereses comerciales empujando la agenda de la alcoholización en la sociedad, pero es inaceptable que el gobierno renuncie a su función de proveernos de seguridad, de protegernos de terceros que son violentos transgresores de la ley. Concretamente, ¿no existe alguien en el gobierno que controle los contenidos comerciales que promueven la drogadicción? ¿Nadie se da cuenta que la droga del alcohol está en aumento y sus consecuencias son nefastas para la familia y para al sociedad en general?
Estudios comparativos del consumo en México frente a otros países, demuestran que aquí se toma con muy poca moderación. Es decir, aquí se toma hasta embriagarse mientras que en otras culturas se toma, digamos, por socializar no para embrutecerse. Y bueno no hace falta mirar muy lejos para ver que las adolescentes consumen ahora como nunca antes. Los efectos del alcohol, comparados con las otras dos drogas, son en muchos aspectos más graves para el individuo como para la sociedad. Desde violencia intrafamiliar hasta violencia en las calles, pasando por muertes accidentales hasta asesinatos de cantina.
Otro estudio reciente sobre consumo entre países del OCDE, demuestra que a mayor control gubernamental menor consumo. Por ello, resulta increíble que nadie haya reparado ante la campaña promovidaLos efectos del alcohol, comparados con las otras dos drogas, son en muchos aspectos más graves para el individuo como para la sociedad. Desde violencia intrafamiliar hasta violencia en las calles, pasando por muertes accidentales hasta asesinatos de cantina
por conocida marca de licores y por la principal empresa televisora que a la letra dice “O tomas o manejas”. O sea que no hay más que de a dos sopas. Si usted no maneja, tiene que tomar. No hay más. Y claro, hasta suena bonito. O tomas o manejas. Sencillo y pegajoso. Mercadotecnia destilada, pues.
Justamente el martes pasado, Barack Obama reconoció que la guerra contra el narcotráfico en su país se está perdiendo por haber puesto el acento en la oferta ilegal de narcóticos en vez de reforzar la lucha frente a la demanda, o sea reforzar la prevención. Ojalá lo escuchen los mismos directivos de la DEA pues fueron ellos precisamente quienes delinearon esta inútil guerra. “Era octubre de 2006. Eduardo Medina Mora, secretario de Seguridad Pública federal, y Genaro García Luna, director de la Agencia Federal de Investigación, encabezaron la delegación para conversar con la funcionaria en Cuernavaca, Morelos. Fue allí, dice un funcionario del gobierno mexicano, donde se fraguó la guerra contra los cárteles del narcotráfico.” (El Universal, 26/01/2010).
Que lo escuchen allá, pero sobretodo que lo analice el Presidente Calderón que no atina a escuchar a quienes hemos criticado esta guerra precisamente por los mismos motivos que ahora reconoce el mandatario estadounidense: La estrategia actual debilita al Estado, lo correcto es poner el acento en la prevención. Y esto implica controlar la venta y la publicidad, castigar el consumo en menores, cerrar temprano, expender solo en ciertos sitios, en fin, todo lo que desaliente el excesivo consumo entre adultos y cierre la puerta totalmente a los adolescentes. Pero aquí hasta promovemos su consumo bajo la careta de la prevención o bajo la careta de un malentendido liberalismo.
Resulta increíble que la Asamblea del D.F. se haya doblado antes los intereses nocturnos más turbios para que los antros cierren a las cinco de la mañana y no a las tres como por fin se venía estableciendo. ¿Acaso no saben que en Bogotá se redujeron dramáticamente los homicidios y todo tipo de violencia simplemente por cerrar a la una?. Claro que lo saben.
A una larga lista de problemas, se aumenta una larga lista de corrupción e incompetencia en gobiernos de distinto signo. ¿Habrá remedio a esta borrachera que padecen las autoridades? Vamos, ¿habrá cruda siquiera? Y es que todo parece indicar que se la seguirán de filito, cual vil teporocho, para así evitar ver la ruinosa realidad.
Brindemos por nuestras autoridades de taberna: Salud.
Escrito por: María Barcelona