Autora:Evangelina Jiménez
Tengo la gran oportunidad de drenar mi alma a través de este sitio, publicando todo lo que escribo desde hace muchos años. Otras personas no pueden expresarse de ésta manera, una de ellas me pidió que publicara éste escrito en el que las dos trabajamos juntas, ella me contó la historia, abrió su corazón mientras yo escribía.
“Una vez me dijiste que te escribiera lo que sentía, porque me cuesta trabajo confiar en las personas para expresar mis sentimientos, como todos, tengo miedo a que usen esa información para lastimarme. Hoy, con la cabeza fría y después de que el tiempo hizo su labor, te escribo. Esto es para ti, sin melancolía, con una sonrisa y con mucho cariño.
Mi padre siempre me ha dicho que el mundo se mueve por percepciones, al principio renegué el consejo y creo que hasta lo olvidé unos años. Lo recordé después de que un amigo tuvo a bien decirme -no era la primera vez que lo hacían- que mi lenguaje corporal y mi lenguaje verbal no coincidían “aunque tu lenguaje corporal gana”, dijo. Tú también estuviste de acuerdo con esa observación y hoy te la confirmo.
Sigo cuestionando ¿Porqué era tan difícil comunicarnos? Entre mis nervios, los tuyos, los miedos de ambos y la nula intención, se perdió algo que tal vez sólo yo veía. Claro que moría de ganas de decirte que me gustabas, de preguntarte si tú también sentías la química cuando estabas cerca de mi, de hacerte ver que los dos juntos pudimos haber hecho cosas maravillosas, que valía la pena tomar el riesgo de darnos una oportunidad, pero no lo hice, me acobardé, es más seguro no confesarlo, así duele menos cuando las cosas no funcionan como tú quieres, como si no manifestarlas actualizara su inexistencia.
Quise decírtelo en persona, muchas veces estuve a punto, lo notabas porque me decías que algo había en mis ojos que denotaban que no te lo decía todo, tenías razón. Así que éstas letras van cargadas con todo ese sentimiento que percibiste alguna vez al tenerme cerca. Me alejé, tal vez fue percepción mía, no lo dijiste, pero sentí que querías que lo hiciera, sin culpas, sólo percepciones.
Tu frialdad hizo que mis propósitos se quemaran con el tabaco del cigarro que sostenía, tu falta de interés provocó que el mío tomara sus maletas llenas de decepción y se fuera a un largo viaje de destino desconocido, antes de irse me dijo que no tenía ganas de partir pero sabía que no podía permanecer en un lugar incierto dónde percibía que no era bienvenido y en el que la incertidumbre fungía como segundero.
Y te extraño, pero mis prejuicios no me dejan en paz y ganan la batalla, me arrinconan y me aconsejan que estar lejos es mi deber, porque aunque no me guste, los dos íbamos por caminos diferentes, muy diferentes y no fuimos capaces de encontrar la convergencia.
A pesar de todo, la duda sigue tocando a la puerta pero no dejo entrar la respuesta, me da miedo que me robe algo al salir. Al final de cuentas terminamos parados en puntos distintos de una misma circunferencia, ésta es muy grande, más que nosotros, más que lo que fue que no será y que tal vez de verdad se fue sin haber logrado ser algo.
No me entendiste, no me expliqué, no te entiendo eso lo sé y al intentarlo es como si lo hiciera con una pared porque no obtengo ninguna respuesta y lo peor es que percibo que la que puedas darme no es la que quiero escuchar. Al final me volví vulnerable.
Nuestras percepciones son sólo eso, percepciones que se generan a raíz de actos cuyo significado es distinto para ambos, pero válidas al fin, porque nos hicieron sentir y vivir dos realidades diversas, tú en tu realidad y yo en la mía, me hubiera encantado que fuera diferente, me hubiera encantado que compartiéramos una sola realidad.
Vives cerca de mi mente y de mi corazón, algunas canciones evocan esas gotas de momentos que no llenan una cubeta pero que pesan litros de esperanza”.
Finalizo transmitiendo exactamente lo que tú deseas, éste escrito sí va dirigido a alguien en especial. Sin embargo, seguramente todos estuvimos en una situación así y como siempre, lo único que deseo es que la hagas tuya de la forma que tú quieras.