Todo cambio comienza con una decisión. Sin embargo, generalmente una sola acción no basta, es necesaria la repetición y el esfuerzo constante para para que el cambio se convierta en parte de la vida –especialmente cuando se trata de nuevos hábitos–. Cuando atravesamos un proceso de cambio, es probable que nos sintamos tentados a desistir y si lo hacemos, una de las razones a las que lo solemos atribuir es “me falta fuerza de voluntad”.
Pero quizás el problema está precisamente en que esperamos que la fuerza de voluntad sea lo que nos lleve hasta el final del camino.
Para lograr nuestros objetivos será necesario lidiar con obstáculos –en ocasiones provenientes de nosotros mismos– a veces se trata de ser constantes en nuestras acciones, a veces se trata de resistir tentaciones y otras más, se trata de no rendirse ante las adversidades. Quizá tendremos que aguantar el antojo de todo aquello que “no debemos comer” cuando hacemos dieta, el cansancio que nos incita a que “solo por hoy” no hagamos ejercicio o ese impulso de procrastinar, quizá proveniente del miedo, que nos impide trabajar en nuestros sueños.
Sin embargo, probablemente el problema de la fuerza de voluntad está en el enfoque. Creemos que se trata de auto control y disciplina; y si bien es cierto que necesitamos ser persistentes, cuando ponemos el énfasis en que la fuerza de voluntad estamos dándole, de forma implícita, un mayor peso a la resistencia al cambio que se suele presentar.
Más que hacer un esfuerzo para convencernos de cambiar, lo que debemos hacer es enfocarnos en las acciones que nos lleven al cambio. Si lo vemos desde una perspectiva de tener fuerza de voluntad puede resultar muy desgastante, pues hay que hacer un doble esfuerzo y a la larga esto puede desanimarnos e impedir que lo logremos.
Necesitamos esforzarnos, sí, pero no tiene por qué ser un trayecto tortuoso. Se trata de diseñar estrategias que nos ayuden a avanzar hacia nuestro objetivo y evitar exponernos a las tentaciones para no tener que recurrir a la fuerza de voluntad para resistirlas. Por ejemplo, si quieres bajar de peso, no te metas en dietas restrictivas que sólo te harán sufrir, enfócate en aprender a comer más sano y rico de forma permanente y trata de no tener a la mano esos antojos que ponen a prueba tu determinación. Si estás trabajando en un proyecto, determina un horario y un espacio para hacerlo, que sea libre de distractores, no luches para enfocarte teniendo el celular o la televisión a un lado; mejor asegúrate de que el entorno favorezca el desarrollo de tu proyecto.
Sea cual sea el cambio que quieres lograr, no enfoques tus energías en luchar con tu resistencia al cambio, sino en tomar las acciones que te lleven a donde quieres llegar.
Escrito por: Elena Pedrozo