Escrito por: Chuchi Gonzalez
Ella se levantó de la cama mucho antes de que irrumpiera con su habitual abuso la sonaja alterada de su despertador. Se dirigió a la cocina, acomodando el pijama arrugado, martirizado por el enredo de las sábanas y las vueltas nocturnas. Sirvió agua en un vaso y tragó desesperada para calmar la sed. Abrió el refrigerador y manoteó un pedazo de queso fresco. Luego encendió la estufa y calentó café de la noche anterior. Miró por la ventana. Miró sin mirar. Se sentó en el sofá sin hacer nada durante treinta minutos. Sonó la alarma. Él se levantó y dijo: Buen día. Ella dijo: buen día, - aunque en realidad quería decir ¿De quién es el labial prendido en el cuello de tu camisa?
Hay momentos en nuestras vidas que vivimos postergándolos, empujándolos hacia otros tiempos, creyendo que por no vivenciarlos, no existen pero sin embargo ahí están.
Son preguntas impostergables, en el sentido de que no deberían permitirse hacerse a un lado, sino que por el contrario, deberían enunciarse y confrontar las respuestas.
La preguntas que no hacemos en general son las respuestas que no queremos escuchar. Y por eso sucumbimos a situaciones ajenas a nuestra escala de valores; nos colocamos en roles funcionales obsoletos para seguir “aunque sea” recibiendo algo de lo que anhelamos.En lugar de salir al ruedo y crear en nuestro contexto lo que deseamos “elegimos” quedarnos detrás de las bambalinas
Nos embarcamos en relaciones amorosas, y profesionales, insatisfactorias, en actividades cotidianas que nos generan displacer, y sobrevivimos al ritmo vertiginoso de los días como sonámbulos, arrastrando nuestras alas por el fango, y nuestros sueños por el polvo de las cenizas de los sueños muertos de otros.
Y dentro de nuestros corazones, el eco de la pregunta, simple, y sencilla, se hace escuchar ¿Para qué? ¿Para qué lo hacemos? ¿Para qué elegimos ese modus operandi de seguir? ¿Para qué nos traicionamos? ¿Para qué boicoteamos nuestra libertad?
Frente al espejo modulamos las respuestas exactas, tajantes, sinceras pero ante al mundo obeso e indiferente, sonreímos crédulos de una inocencia que sabemos ajena; ¿no sé para qué lo hago?
¿No sabes? ¿Realmente no lo sabes? ¿A quién más quieres venderle ese cuento ingenuo?
La mayoría de nosotros “soportamos” a diario una serie de patrañas y, ¿cuáles son?
-Enojo,
-Fastidio,
-Resistencia,
-Angustia,
-Flojera,
-Ira,
-Impotencia,
-Frustración,
-Coraje,
-Miedos,
-Expectativas frustradas
-Etc… ¡las que imagines!
La lista podría ser interminable… pero volvemos a la pregunta impostergable ¿Para qué lo hacemos? ¿Para qué sigues en ese trabajo que no te satisface? ¿Para qué vives con la incertidumbre de si tu pareja te ama o dejo de hacerlo? ¿Para qué siempre te prestas a lavar todos los trastes en las comidas familiares? ¿Para qué sigues siendo la burla de tus compañeros? ¿Para qué postergas la dieta? ¿Para qué insistes con hacer lo que los demás te dicen en lugar de escuchar tu voz interna? ¿PARA QUÉ?
¿Ya lo has pensado?, te doy la respuesta: Para obtener a cambio RECOMPENSAS OCULTAS.
Sí, aunque te suene patético, así nos comportamos. En lugar de salir al ruedo y crear en nuestro contexto lo que deseamos; influenciados por nuestras creencias limitantes, “elegimos” quedarnos detrás de las bambalinas.
Si es cierto, “elegimos”, nadie nos obliga “a estar dónde no queremos”, aunque a veces creamos que no tenemos opción, siempre existe, tal vez no sean opciones habilitadas para mí pero existen. TodoRecuerda que todos los días a cada momento ¡TU ELIGES como quieres vivir la vida!
lo que “aguantamos” (leerlo como si tuvieras una pila de libros sobre tu cabeza) lo elegimos porque “hoy” es la mejor “opción que vemos para nosotros”.
Te voy a dar un ejemplo para que me entiendas, “si yo siento fastidio de ir a trabajar porque no gano lo suficiente, mi jefe me trata mal, y cada vez que suena el despertador protesto, insulto hacia mis adentros, pero igual voy a trabajar…” ¿Qué obtengo? Además de intoxicarme con las hormonas del estrés; recibo la compensación de tener un salario, “cierta seguridad, y libertad para hacer algunas cosas, me siento productiva, etc.”… podría renunciar pero pienso:” la vida está difícil, mi trabajo no es lo mejor pero al menos tengo”, sin embargo el renunciar si es una opción sólo que no la acepto para mí.
Entonces lo que vengo a decir es que “hoy estamos donde queremos” si podríamos estar en otro lugar mejor, ya lo habríamos hecho.
Aunque la situación sea dolorosa, extrema, complicada, es nuestra elección. Que no depende de una conspiración universal, es nuestra ELECCIÓN, a cada momento ELEGIMOS, elegimos cómo sentirnos, cómo reaccionar, qué decir y qué no decir. Y por cada elección que tomamos pagamos precios.
Recuerdo que alguien dijo: Una porción de pastel, es un instante de placer, y meses de estacionarse en las caderas.
¿Comprendes?
Si empezamos a “darnos cuenta”, que seguir con ese vínculo que nos trae más tristeza que alegría es quizás por “miedo a estar sola”, “miedo a fracasar”, “miedo a volver a empezar”, o que siempre queremos ser la anfitriona, la mejor en todas las áreas para alcanzar “aprobación”, “sentirnos queridas”, “ aceptadas”; que muchas veces nos callamos la boca para “pasar desapercibidas”, “para no correr riesgos”, “para obtener reconocimiento”, entonces las preguntas impostergables comenzarían a tener algo de voz en tu mente.
Las nubes se disiparían, empezarías a ver que hay sol, que existen otros medios para alcanzar la compañía, el amor, el reconocimiento, los sueños, el éxito; que no es necesario (en el sentido de natural) prestarnos a jugar un juego de victima emocional.
Recuerda que todos los días a cada momento ¡TU ELIGES como quieres vivir la vida! (aun cuando elijas no creerme)
Escrito por: Chuchi Gonzalez
Coach Ontológico, Tallerista Motivacional, Escritora