Familia

Promover la amistad entre los niños

amistad entre los niños

 

Escrito por: Mónica Díaz Cayeros

Queremos que nuestros hijos tengan buenos amigos. Obviamente, para ello es necesario que también sepan ser buenos amigos. Si tenemos varios hijos queremos que además de ser hermanos, sean amigos. Sin embargo no siempre es fácil. ¿Cómo podemos lograr que sean buenos amigos?

 

Para empezar, es importante ofrecer a los niños oportunidades para socializar fuera de la escuela. Esto es especialmente importante para los niños únicos. Las clases en la tarde no cuentan, ya que al igual que la escuela, consisten en actividades estructuradas. Las oportunidades para socializar deben de ser momentos sin una agenda específica. Por ejemplo, invitar a amiguitos a la casa u organizar reuniones con varias familias que tengan niños de edades similares. Cuando tengas invitados en casa, es preferible limitar las actividades de pantalla como la televisión o los videojuegos, ya que aún cuando haya cierta convivencia, ésta se ve muy limitada.

 

¿Y qué hacer cuando hay conflictos o peleas?

Hay que entender que es natural que haya conflictos entre los niños, que haya celos y envidias, que cada quién quiera conseguir lo que quiere, ganar, ser el primero. Y lo maravilloso de los conflictos es que en cada uno de ellos está la semilla de una oportunidad para aprender a cultivar las relaciones con otros. La postura que asumimos los adultos cuando los niños tienen conflictos es lo que define lo que van a aprender.

Si decidimos no intervenir y que lo resuelvan solitos, lo que estamos enseñando es “¡Viva la ley de la selva!”: que el más fuerte consiga lo que quiere.

Si decidimos intervenir y resolverlo (“Préstale a tu hermano”, “Hagan turnos”, etc…), lo que estamos inculcando es incapacidad para resolver los conflictos, así como mayor rivalidad y sentimientos de que están siendo tratados injustamente.

¿Entonces qué nos queda?

La sugerencia acá es intervenir, pero no para resolverlo, sino para apoyarlos a que lo resuelvan por sí mismos. Antes de intervenir, es importante que tomemos una respiración profunda y mientras mantenemos la calma pensemos que:

  • Detrás de cada conducta hay un intento de comunicarse.
  • Los niños hieren a otros en la medida en que se sienten heridos.
  • Cada persona merece ser escuchada.
  • La mejor forma de solucionar un conflicto es cuando cada parte gana.

¿Cómo intervenir?

  • Cuida que nadie se lastime.
  • Ayuda a que los niños se comuniquen. Traduce llanto, insultos o intentos de lastimar al otro en palabras. ¿Qué quieres? ¿Qué necesitas? ¿Qué estás tratando de decir?
  • Promueve que se escuchen.
  • Promover la empatía: ¿cómo crees que se siente tu amigo? ¿Cómo te sentirías tú si…?
  • Procura que cada uno proponga distintas formas de resolver el conflicto. Preguntar por ejemplo ¿se te ocurre alguna solución que pueda también gustarle a tu amigo?
  • Si están de acuerdo los involucrados, acepta la solución a la que hayan llegado, no importa si a ti no te parece justa.

Otras sugerencias:

  • Enseña con tu ejemplo: escucha, comparte, cultiva tus propias amistades.
  • Evita condicionar tu cariño. “Te voy a querer más si…”
  • No busques ser justo siendo parejo. Cada hijo tiene sus propias necesidades.

Si aplicamos éstas estrategias, los niños aprenderán a ponerse en los zapatos de los otros. Desde esta postura de empatía sabrán proponer soluciones de tipo ganar-ganar, en las que todos los implicados se quedan satisfechos. A la larga lo que estamos haciendo es capacitándolos para ser mejores amigos e inculcando en ellos de por vida el valor de la amistad.

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