Aprovechados en posición de ataque o a la defensiva, a veces son graciosos otras son aparentemente callados pero siempre están observando y esperando el momento para poder quitar, impedir, paralizar, cortar, robar. Te quitarán todo lo que decidiste darles, lo harán a la mala, con cizaña, con ruines intenciones disfrazadas de desinterés, amor o amistad.
Son moluscos sociales de egoísmo desarrollado y ocho largos tentáculos con dos filas de ventosas; listas para succionar todo lo que puedas dar, todo lo que tienes y tal vez hasta lo que no posees; se alimentan del abuso y la falta de respeto, son voraces y si no tienes cautela pueden estrangularte con cualquiera de sus ocho violentos tentáculos hasta dejarte sin aire.
Llevan años perfeccionando su forma de arrancar. Están acostumbrados a solamente tomar sin dar nada a cambio, ellos no aman, usan; no tocan, golpean; no abrazan, asfixian; no dan, nunca darán, aparentarán, te engañarán, ¡falsificadores magnánimos! Te desprenderán solo de lo que tú quieres, si lo permites, entre la confusión… tal vez más.
Te dejarás timar por una personalidad inexistente, imaginaria, empezarás a pensar que has desarrollado sentimientos maravillosos hacia ellos y te hipnotizarán con promesas de papel; todo será desechable, solamente te estarán induciendo a que abras frentes para que puedan sustraerte de lo que te pertenece. No hay verdad, no hay lealtad, hay… maldad pura, pura maldad.
Están al acecho, en el momento en el que bajes la guardia… atacarán y es entonces cuando se les convertirá en un hábito pedir, incluso exigirán y todo lo que dabas porque te nacía, ahora lo darás para evitar una mala cara, una pelea. Mientras más des, menos te darán a cambio; mientras más cedas, más pedirán, más abusarán. No se detendrán mientras caes sino que… te empujarán al vacío.
Te verán caer, aunque pidas ayuda, te seguirán viendo caer sin mover un dedo para ayudarte; no conocen esa palabra, así que no te desgastes. Intentar hacerlos entrar en razón es como platicar con hongos. Y ya que te han llevado al piso, te patearán hasta dejarte vacío, casi inerte y se irán a buscar otro cuerpo caliente que les facilite la estafa y que sacie sus tóxicas ganas de despojo.
Son dañinos, ignorantes perniciosos, malvados graciosos, escrupulosos crueles y certeros, verdaderos lobos en un engañoso disfraz de ovejitas que se compadecen de sí mismas y aparentan estar deseosas de cariño, de ayuda… Y pensarás que solo tú puedes ayudarlos ¡Cuidado!
Todo aquel que solamente toma sin dar, no es una persona confiable, no es una compañía deseada, te utilizarán si permites que lo hagan, no abras la puerta a estos homicidas de esencias, modificadores de valores, ladrones de almas, a éstas máscaras de sentimientos, bipolares sentimentales, desequilibrados químicos, inseguros, nocivos, compañeros insanos… pulpos sociales.
Ninguna relación es buena con esta clase de personas, de lejitos mejor; te evitarás culpas desmedidas, zozobras desproporcionadas, amargas tardes, eternas madrugadas y momentos lacerantes que dejarán huella por el resto de tus días. Mejor corre, aléjate, pues nada positivo ni bueno obtendrás y terminarás vacío, desalmado y destruido.
Allégate de personas positivas, ligeras de sentimientos, seguras de sí mismas, sanas mentales, que usan las cosas y respetan a las personas, de ojos puros, pasados superados, hombres y mujeres balanceados emocionales, dadores de buena vibra, amables, inteligentes y secos de maldad. Cuídate de los pulpos sociales, no hay mejor repelente hacia ellos que tu seguridad, el amor propio y el respeto.
Escrito por: Evangelina Jiménez Olvera.