En la iglesia católica, es una confesión cuando se obtiene el perdón o la misericordia divina por los pecados cometidos (Concilio Vaticano II). Cuando el penitente realiza un examen de conciencia y verbaliza los hechos cometidos por los cuales se arrepiente y lo hace ante un sacerdote de la iglesia entonces, en efecto diríamos que es una confesión. Las ventajas son variadas pero sobretodo, en sentido religioso, significa que se le libera de los pecados es decir que se obtiene sanación espiritual. En el caso de los cristianos protestantes, el perdón se solicita de forma personal y directamente con Dios. El arrepentimiento en una confesión conlleva el deseo de reparar el daño hecho por los pecados cometidos.
LA CONFESIÓN Y SUS VENTAJAS
Verbalizar los sentimientos. Un padre está obligado a mantener la confidencialidad de toda confesión. No importa cuál sea la condición ni el pecado, los padres no podrán revelar nada de lo que les es dicho durante una confesión. Es una ventaja pues muchas veces nos cuesta trabajo soltar eso que nos remuerde por dentro. Cargar con ese malestar muchas veces nos provoca mayores problemas de lo que es el pecado en sí. Al saber que contamos con la escucha incondicional de una padre, estaremos más dispuestos a confesar. Y al tener esa seguridad, nos vemos impulsados a ser honestos con nosotros mismos.
Examen de conciencia. Al tener que repasar antes de una confesión qué es aquello que hemos cometido y que ha hecho daño a Dios, a nosotros mismos o a nuestros semejantes, estamos en los hechos evaluando nuestro proceder. La psicología y filosofía coinciden que es necesario analizarnos frente a un espejo y ver qué hemos hecho y qué queremos hacer. Nuestros sentimientos reflejan nuestra necesidad de cambiar y mejorar. Y esto es posible cuando realizamos una confesión y logramos las ventajas a través del perdón y de una verdadera intención de ser mejores personas con nosotros mismos, con los otros seres del mundo y con Dios.
Es gratis. En la actualidad hay varios referentes de los beneficios de terapias diferentes donde se realiza alguna especie de confesión. Sólo que en el caso de este sacramento, no tiene costo alguno. Se puede acceder a él con la simple presencia de un sacerdote dispuesto a escuchar a quién, por su propio interés y libremente, decide manifestar sus acciones indebidas y muestra su arrepentimiento. En cualquier lugar y a cualquier hora. A su vez el padre tratará de ser un facilitador para que sobrevenga el genuino arrepentimiento y con ello un auténtico perdón.
Se construye un mejor alrededor. De acuerdo con el Concilio Vaticano II, los desequilibrios en el mundo que llevan a la guerra y las tensiones “están ligados a un desequilibrio más básico que enraizado en el corazón del hombre”. La paz en nuestro alma, lleva a la paz en nuestro corazón y, a su vez, a la paz a nuestro alrededor. Si queremos que nuestros seres queridos encuentren cierta paz, nuestra propia alma puede ser ese faro que ilumine la oscuridad de la intranquilidad y la enemistad. Al recibir el perdón en una confesión por nuestras ofensas, la ventaja es que también perdonamos a los demás y de esa manera trabajamos por la paz a nuestro alrededor.
Renovación de energía. En una confesión, una de las ventajas principales es dejar de una buena vez ese pensamiento repetitivo que nos ocasiona preocupación, dolor y drena nuestra energía. El resentimiento puede que nos tenga molestos o enojados y nos nos permita vivir la vida a plenitud. Una confesión es dejar en el pasado el pasado y empezar a gozar el presente. A veces estamos enojados o resentidos con la gente porque pensamos que debieron haber actuado de una u otra manera, pero al confesar nuestras propias debilidades comenzamos a entender al prójimo. El resentimiento solo sirve para salirme con la mía. Y esto generalmente tiene consecuencia para el alma. Dejar el pasado y es comenzar a vivir el presente con renovada energía y esta es una gran ventaja de una confesión; el auténtico gozo de la vida.
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Y para ti ¿qué otra ventaja crees obtener de una confesión?
fuentes: sr. Mary Ann Walsh