A las mujeres nos encanta la ropa, la moda y, en especial, disfrutamos viendo quién se pone qué, si se le ve bien o si es un delicioso desastre, sobre todo cuando se trata de gente famosa que admiramos o de quién tenemos ciertas expectativas.
Cualquiera puede verse espectacular o terrible en cierto día, pero ¿qué es lo que hace a un ícono de la moda, o qué lo convierte en un ejemplo a “no seguir”? ¿Qué las lleva a colocarse en la cima, a ser tema de leyenda y admiración en los años venideros?
Existen tres tipos de íconos de la moda:
La tradicional: Para que una mujer célebre se transforme en un ícono de la moda debe ser la personificación de gracia, de confianza y elegancia, y además, debe tener la habilidad de portar la ropa de una manera que represente su personalidad sin desentonar. Son personas que cuidan mucho los detalles como las cejas perfectamente delineadas, las piernas muy bien depiladas y maquillaje impecable. Saben lo que se les ve bien y sólo utilizan prendas de buena calidad y que resalten sus atributos sin verse desenfadadas o causar mucho revuelo. Leyendas como Grace Kelly y Audrey Hepburn, o celebridades modernas como Heidi Klum y Halle Berry son ejemplo del ícono tradicional.
La no tradicional: Este tipo de ícono suelen ser mujeres que les gusta arriesgarse pero que tienen la habilidad de sobresalir de formas que muy pocas lo logran. Pueden traer ropa de alta costura o creaciones que requieren mucha atención para ser comprendidas, ropa que es cero conservadora. Aún así se ven bien, relajadas y seguras de sí mismas. Algunos ejemplos son Eva Green, Rilda Swinton y Kate Moss. Ellas son capaces de crearse un estilo así porque tienen un firme sentido de sí mismas y una confianza intimidante. Disfrutan tener la atención encima, porque saben portar la ropa, y no dejan que ésta las opaque.
Los ejemplos a “no seguir”: Suelen ser mujeres que o definitivamente no ponen mucha atención y cuidado en lo que llevan, o se esfuerzan demasiado sin conseguir un buen resultado. Existen muchas categorías de desastre, como las que utilizan ropa que no se les ve bien (y además insisten en llevarla a todos lados), las que portan atuendos con el afán de verse modernas y en lugar de eso son ridiculizadas por los críticos. Finalmente, están las que se niegan a cambiar su estilo desde hace años, que siguen usando la misma fórmula probada y ya no destacan por lo mismo.
Definitivamente, la ropa no hace a la persona, pero sí define quién quedará en la historia de la moda y a quién olvidaremos. En los años por venir habrá mucho de dónde elegir, y cada quién deberá decidir cómo quiere ser recordada (como ícono o desastre de la moda).
Y a ti, ¿quién te parece que será la próxima que quede para la posteridad como ícono de la moda?
Fuente: Life of Fashion