Los cólicos son episodios que, con frecuencia, ocurren en bebés de menos de 4 meses. Lo padecen entre un 10 y un 20% de los recién nacidos. Lo más común es que aparezcan hacia la tercera semana de vida aunque algunos bebés los presentan desde los primeros días. Se caracterizan por la presencia de dolor abdominal; el bebé encoge las piernas, su cara enrojece y llora de modo distinto a cuando tiene apetito o se siente solo. El llanto no cesa aunque se lo coja en brazos, lo que genera una sensación de angustia en el entorno familiar. En cualquier caso, se trata de un trastorno benigno y normal que tiende a desaparecer por sí solo al final del tercer mes.
Causas más probables
Hoy en día, aún no está confirmado que exista una única causa que los justifique, si bien las más estudiadas son:
- Técnica de alimentación. Tanto el niño que toma pecho como el que toma biberón puede sufrir cólicos y esto suele estar relacionado con la entrada excesiva de aire al succionar el pezón o bien la tetina. Para evitarlo, conviene ayudarles a que expulsen los "aires" colocando dos o tres minutos al bebé a la altura del hombro y dándole unas suaves palmaditas en la espalda. Esto debe realizarse en el momento que toca cambiar de pecho o a la mitad de la lactancia artificial y se debe repetir al final de la misma. De este modo se consigue reducir el riesgo de cólicos y organizar mejor los horarios de alimentación, ya que al penetrar menos aire en el estómago, mayor será la cantidad de leche que tomará, prolongando el tiempo de descanso entre cada ciclo de lactancia. Por otro lado, los bebés que toman biberón pueden presentar cólicos debido al tamaño del orificio de la tetina. Si este es muy pequeño, aumenta el esfuerzo de la succión con el consiguiente exceso de entrada de aire. Se puede comprobar que el orificio de la tetina es el adecuado si, al inclinarlo, la tetina se llena de leche y caen unas cuantas gotas con facilidad en pocos segundos. La toma del biberón no debe durar más de 15 minutos, ya que si dura más tiempo, esto es señal de que el orificio es pequeño o está tapado.
- Ambiente familiar. A pesar de que los cólicos pueden producirse a cualquier hora del día, lo más frecuente es que tengan lugar al atardecer o en momentos en los que hay un aumento de actividad en el hogar; ya sea por la llegada de los hermanos o de amigos de la familia, etc. El alboroto aumenta y los bebés lo notan y pueden expresar su ansiedad ante esta situación con cólicos.
- Hambre o sobrealimentación. Tanto el hambre como el exceso de alimentación pueden producir o simular la presencia de cólicos.
- Otras posibles causas son la inmadurez del sistema digestivo de los bebés, intolerancias o alergias de origen alimenticio, etc.
Consejos prácticos
1. Realizar masajes al bebé a diario como prevención y para facilitar la expulsión de gases:
- Practicar masajes abdominales una o dos veces al día, con movimientos suaves y circulares, en el sentido de las agujas del reloj.
- Hacer movimientos de "pedaleo de bicicleta" con las piernitas del bebé, flexionando y estirando las piernitas suavemente hacia el abdomen.
- Si el bebé tiene dolor, conviene colocarlo boca abajo, apoyado en el brazo o en el regazo y hacer movimientos rítmicos, meciéndolo o balanceándolo suavemente.
2. Crear un ambiente tranquilo y agradable. Usar una luz tenue o poner música, ayuda a calmar al bebé y a cortar el llanto. El llanto facilita la entrada de aire en el estómago, la aparición de gases y empeora el cólico.
3. Se puede recurrir al empleo de infusiones para proporcionarle alivio: manzanilla con anís verde o hinojo y melisa, entre otras. Se debe pedir consejo previo a un especialista para elaborarlas en la forma adecuada. Por lo general, en niños lactantes y menores de 2 años, la concentración de la planta en la infusión no deberá ser superior a 1 gramo en 200 mL de agua. Con frecuencia se administran 10 ml (una cucharada sopera) de la infusión, directamente o disuelta en un biberón con un poco de agua después de las tomas, entre dos y tres veces al día.
4. Recurrir a medicamentos sólo bajo prescripción médica.
Fuente: Consumer.es