Los adolescentes son rebeldes e impulsivos, les atrae tomar riesgos y hacer cosas que provocan en los padres expresiones como ¿en qué estabas pensando? O ¿Qué demonios estabas haciendo? Es la naturaleza de la adolescencia, la rebeldía y la búsqueda de adrenalina, pero ¿qué los lleva a actuar de esta manera?
Desde hace años diversas áreas de estudio han mostrado interés en revelar este misterio, ¿qué lleva a los adolescentes a ser como son? Queda claro que no es una cuestión cultural, pues a través de diversas culturas se han visto los mismos patrones de conducta durante la adolescencia.
La investigación neurocientífica ha puesto una posible explicación sobre la mesa. Hasta hace algún tiempo se creía que el cerebro se terminaba de desarrollar antes de que los niños alcanzaran la adolescencia. Sin embargo, se ha encontrado que entre los 12 y los 25 años el cerebro atraviesa un proceso de reorganización que nos llevará a un pensamiento más complejo y la capacidad de balancear mejor impulsos, deseos, metas, ética e incluso altruismo. Pero sobretodo, esta etapa le ayudará a ser más adaptable.
Los jóvenes buscan la adrenalina, buscan lo desconocido y lo inesperado. Están abiertos a cosas nuevas y no les importa tomar riesgos. No es que no sean concientes de los riesgos, pero los procesan de forma diferente a un adulto, para ellos la recompensa es más grande que el riesgo que puedan enfrentar. Esta disposición a tomar riesgos es necesaria para que tengan éxito cuando llegue el momento de dejar la seguridad del hogar y salir a un territorio nuevo y desconocido.
El desarrollo de esta adaptabilidad es necesario para el crecimiento de los adolescentes, sin esto, quizá los seres humanos no hubieran sido capaces de extenderse a lo largo de la tierra.
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