1.- Ten cuidado de no adicionar azúcar y controla también la sal. Aunque a ti te parezca insípido tu bebé debe empezar a conocer el sabor natural de los alimentos. De esta manera lo estás “programando” para aceptar los alimentos con menor contenido de sabores dulces o salados, y así no desarrollará una preferencia exagerada por la sal y las golosinas, lo que reducirá el riesgo de sobrepeso o hipertensión.
2.- Un bebé sano triplica el peso que tuvo al nacer y duplica su estatura al cumplir su primer año de vida. Este crecimiento acelerado demanda nutrimentos y una cantidad adecuada de calorías; sin embargo cuando los alimentos ricos en carbohidratos se suministran en exceso, es muy factible que tu bebé engorde demasiado.
3.- En casa las papillas deben ser preparadas con un tiempo de cocción que permita que se suavicen las verduras o frutas, pero debes evitar que se sobrecalienten, pues perderán sus propiedades.
4.- Verifica la fecha de vencimiento del envase y revisa que el botón de seguridad se encuentre hundido.
5.- Cerciórate de que al abrir el envase se escuche el sonido “pop”, el cual garantiza que ha estado al vacío.
6.- Si alimentas a tu bebé directamente del frasco, debes desechar las sobras. La combinación de la comida con la saliva del bebé puede generar bacterias.
Fuente: Revista del Consumidor