Escrito por Nuria Llavina Rubio
El 60% de los accidentes que sufren los niños de uno a cuatro años son consecuencia del descuido de progenitores o cuidadores. El 25,8% se deben a la falta de medidas de prevención y protección. Así lo asegura el reciente "Estudio sobre los accidentes infantiles atendidos en los centros de Salud de España", llevado a cabo por la Fundación Mapfre y en el que han colaborado más de mil médicos de familia y pediatras de atención primaria. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó también un análisis con cifras similares: el 61% de los accidentes infantiles se registra en el propio hogar.
La llegada de un bebé requiere cambios en casa para asegurar su bienestar. Al control de la humedad se le suman otras modificaciones, como convertir el lugar en un sitio libre de humo, incluso antes de que nazca el bebé, o controlar posibles elementos químicos, como el plomo de la pintura de paredes o las posibles fugas de gas. En el dormitorio, hay que disponer de una cuna a prueba de caídas, controlar los cables eléctricos y tapar los enchufes. También es primordial controlar los juguetes, que deben adaptarse a la edad del pequeño.
En la cocina, donde se concentran el 25% de los accidentes domésticos, se deberían colocar protecciones en las esquinas de los muebles, puertas protectoras que aseguren que los pequeños no pueden acceder a materiales peligrosos y mantener alimentos y objetos punzantes fuera de su alcance. En el caso del baño, nunca hay que dejar solo al bebé y hay que controlar la temperatura del agua y usar bañeras apropiadas para su edad, sobre todo, hasta el primer año.