Escrito por: Jimena Escobar
Hace no mucho enfermé de gripa, de esas que te hacen tiritar. De hecho, me contagió mi hijo. Para él la enfermedad fue más leve, más llevadera vaya. Me sentía tan mal por todos los síntomas, obviamente, pero me sentía mucho peor porque no podía rendir como debía. Trabajo pospuesto, ánimo por el suelo y mis deberes maternales a medias.
A mi bebé no le podía presentar un certificado médico o decirle que me diera un par de horas para dormir, el resultado fue una mamá malhumorada, tirada en el piso de su cuarto mientras el pobre me "enseñaba" todos y cada uno de sus juguetes hasta que el pobre desistió y prefirió ir a jalarle la cola a la perra.
Todo esto para qué. Pues sencillo: ¡las mamás no podemos enfermarnos! y no lo digo en sentido figurado, es en serio. ¿Es imposible? sí. Estamos en una encrucijada entonces.
Después de maldecir la mala fortuna de sentirme mal, hubo una vocecilla que me dijo:
Voz: Ha de ser muy feo estar así mamá de bebé
Yo: ni te imaginas cuánto
Voz: pero supongo que esta sólo fue la de malas, que te cuidas para no estar así
Yo: ejem...mmm... sí, claro
¡Y no! no, no y no mi querida voz, no me he cuidado lo que debería. He de confesar, aquí entre nos, que la última vez que fui a la ginecóloga fue cuando me quitaron los puntos de la cesárea y mi hijo tiene año y medio. La graduación de mis lentes la cambie no porque ya no veía bien, sino porque había descuento en la óptica, total, un dolor de cabeza por pasar horas frente al monitor qué más da. Al dentista he regresado cuando ya no aguanto el dolor y por supuesto no he seguido el tratamiento que porque me cuesta una pequeña fortuna. Al ejercicio, ja ja, a qué hora si termino muerta y además tengo que hacer mil cosas. Mis "amigos" sólo son de twitter y facebook, es que sólo así tengo chance. Y bueno, la lista sigue y sigue.
Pero estoy en un error, cómo puedo ser una mamá íntegra e integral sino tengo tiempo para mí, y no hablo de ese tiempo empleado en el salón de belleza o en un spa, hablo del verdadero tiempo, ese que realmente podemos llamar inversión. El tiempo para cuidar nuestra salud, nuestro cuerpo y muy pero muy importante: nuestra mente. Yo por lo menos, vivo inmersa en un mundo de "to do list" que nunca cumplo, de proyectos que empiezo y no termino. Y me pregunto, ese es el ejemplo que quiero para mi hijo. Cómo le puedo enseñar el valor de la disciplina y la constancia, cómo le digo que sea perseverante, cómo le inculco el amor por sí mismo, por el medio ambiente, por su familia si ve a su mamá en un ajetreo sin ton ni son.
Ser mamá implica ser mujer. Cada una de nosotras sabe el tiempo que tiene y sus necesidades, nuestros hijos son sin duda la tarea más importante y por eso hoy modifico mi esquema, lo decreto: ya no más mami atolondrada, no más mujer pospuesta para cuando el nene crezca, no más sentimientos de culpa por cualquier cosa, no más pretextos.